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Menorca ha de valorar la importancia del sector industrial, de sus empresas de calzado y bisutería, que no merecen ser tratadas como un reducto histórico de cuando estaba vivo el equilibrio entre los sectores, sino que son un elemento básico de la economía insular. La administración debería reconocerlo así y el Govern no lo está haciendo. Al amparo de los recortes generalizados deja de lado algunos compromisos adquiridos, que en el caso del sector bisutero fueron factores esenciales para la toma de decisiones, como el traslado de la feria internacional de Eurobijoux a Palma. En un mercado global y tan competitivo que la administración pierda interés por un certamen comercial de este tipo puede tener consecuencias nefastas cuando la crisis amaine. Además, los nuevos gobiernos no pueden incumplir los acuerdos de anteriores administraciones, porque si lo hacen están cuestionando la seguridad de cualquier plan de futuro, en este caso, de un importante sector económico como la bisutería, que cuenta en Menorca con una estructura para el liderazgo. El Consell se ha comprometido, sin embargo el apoyo del Govern es imprescindible. La caída de la exportación en Balears en un 38 por ciento hace más explícitas las prioridades.