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Hace unos días el amigo Manuel Campos Santaella me invitó a visitar su local de colección y venta de antigüedades. Establecido en el interior de la planta baja del Palau Vivó de la Plaça des Born de Ciudadela, la instalación contiene y presenta una extensísima variedad de piezas, algunas realmente importantes y todas ellas cuanto menos curiosas.

Después de contarme sus cuitas con la pasada Administración balear que le han venido impidiendo transformar aquellas salas (ubicadas en uno de los edificios más emblemáticos de la antigua capital menorquina) en un Museo temático particular, me mostró algunas de las curiosidades que almacena.

Entre aquellas un original de la Memoria anual del Fomento de Turismo de Menorca del año 1935. La portada está adornada con una cinta con los colores republicanos y el símbolo de la Federación Española de Sindicatos de Iniciativa y Turismo a cuya organización la entidad menorquina estaba asociada.

Leyendo el texto de esa publicación vemos como sólo tres años después de su fundación (1932) el Fomento de Turismo de Menorca ya estaba pasando por una grave crisis económica que estuvo a punto de significar su desaparición.

Pues sí, parece ser que la baja concienciación de los menorquines con relación al turismo no ha sido cosa de las últimas décadas sino que desde su misma fundación (hace ya casi ochenta años) la benemérita entidad (ahora lamentablemente en estado de hibernación) siempre había venido sufriendo las incomprensiones de una sociedad insular demasiado tradicional y cerrada a las nuevas corrientes económicas.

La Memoria, después de recordar el tremendo trabajo realizado en aquellos primeros años "para elevar la isla a la categoría que en justicia le corresponde por su significación histórica y por su situación especial en el occidente mediterráneo" reconoce el escaso éxito. "Todo ha sido inútil. Nuestra llamada y nuestra voz han caído en el vacío, su eco se ha ido extinguiendo en el erial de la indiferencia, la apatía y el desamor de los menorquines que poco a poco nos han ido abandonando, inutilizando y anulando como si fuéramos algo exótico, brotado a destiempo y con inoportunidad en el ambiente de Menorca".

Efectivamente la crisis de los años treinta, que en Menorca significó una alta tasa de paro estructural (¡nada nuevo bajo el sol!) y un ambiente político ya enrarecido que desembocaría en los desgraciados acontecimientos históricos del 36, redujo las aportaciones de las entidades que, al fundarse el Fomento, se comprometieron a su sustento. La Memoria recuerda que "todos los ayuntamientos de Menorca y su pueblo, reunidos en memorable sesión, proclamaron la urgencia de atraer Turismo a Menorca y es hora de recordar a todos que sin la ayuda de una pequeña cuota mensual no puede intensificarse la vasta obra de divulgación y propaganda." Y exige:" !Sea patriota! ¡Por el bien de Menorca, hágase socio!."

Finalmente ha tenido que ser el declive de otras actividades económicas de la Isla lo que conciencie a los menorquines (y a sus administraciones) de la importancia de ese turismo. Pero todavía subsisten unas capas sociales que creen que esa actividad perjudica y daña la personalidad ancestral de la Isla. Son quienes, amparados ahora bajo camuflajes de pretendidos tintes progresistas, siguen obstaculizando la apertura de Menorca al mundo y pretenden seguir manteniéndola como un parque temático pobre y aislado. Siguen viviendo en los años treinta. ¡Que pena!.

Nota 1: Advertència als amics per dissabte de Cap d' Any: "No us engateu. Tindreu un ressacot de dalt de tot i ensoldemà no xalareu gens". "Bon Any Nou a tothom".