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El dato del número de personas sin empleo a final de año no puede ser más alarmante. 7.573 menorquines no tienen trabajo y sufren los efectos de la peor consecuencia de esta larga crisis. El drama es regional y nacional, aunque en Menorca se constatan algunos datos que definen nuestra propia problemática. La media de afiliados a una Seguridad Social, que después de muchos años cerrará 2011 con déficit, ha descendido un 3,1 por ciento entre enero y noviembre en Menorca. Se han perdido casi 1.000 cotizantes sobre un total de 28.500. Además, es la única isla en la que se ha reducido la media de contratos. Son dos indicadores de la debilidad económica que padecemos. En un mundo globalizado, una isla como la nuestra debe ser capaz de gestionar su propia energía y todavía no se intuyen síntomas de recuperación en este sentido. Los datos demuestran que el único sector que está generando empleo (505 contratos más en 2011, un 6 por ciento) es la hostelería. En el resto (agricultura, construcción, comercio y otros servicios), salvo industria en que se mantiene estable, se ha continuado destruyendo empleo. Con una administración apesadumbrada por la deuda, sin líderes sociales, seguimos a la expectativa de un cambio espontáneo, fruto de la evolución general.