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"En nosotros crece lo que alimentamos en nuestro interior" (Goethe).

El esfuerzo es el impulso potente y definitivo que hace posible al ser humano convertir en realidad sus proyectos. Es el empleo enérgico del vigor o actividad del ánimo para conseguir algo venciendo dificultades.

Imaginemos el objetivo que pretendemos alcanzar; midamos el pro y el contra y, si es razonable, sólo queda pasar a la acción. No dejarnos dominar por la pereza o el miedo. No hay otro camino. Si alguien pretende lograr una gran madurez mental por la vía exclusiva de lo agradable y placentero, de "lo que le pide el cuerpo", jamás logrará ser dueño de sí mismo y de sus actos. Tampoco conseguirá una fuerte voluntad a prueba contra todas las dificultades. "La acción más pequeña vale más que la intención más grande" (L. Elsenberg).

Es imprescindible el apoyo mental de ideas positivas. Visualicémonos a nosotros mismos disfrutando del logro alcanzado después del esfuerzo. No nos dejemos llevar por el desaliento y saquemos enseñanzas positivas de nuestras equivocaciones. No permitamos que las ideas derrotistas y de fracaso aniden en nuestra mente. "No es grande el que triunfa, sino el que jamás se desalienta" (J.L. Martín Descalzo).

Hacer realidad nuestro propósito, no está tanto en la necesaria motivación para empezar, sino en la perseverancia. Las costumbres positivas son como un cable del cual tejemos un hilo cada día y al final ya no podemos cortarlo. Si somos tenaces en el esfuerzo, esta buena actitud se convierte en hábito que, a pesar de las dificultades y fracasos transitorios, nos lleva a buen puerto. "Es en el pensamiento donde se libra la batalla definitiva del éxito o del fracaso" (Bernabé Tierno).

El esfuerzo y la voluntad están emparentados pero no son exactamente lo mismo. La voluntad se forja a través de la repetición del esfuerzo aunque nos moleste.

Los primeros pasos son los más difíciles. Continuemos con este brío del comienzo para conseguir algo que es necesario o conveniente. Si persistimos en ello, se convertirá en hábito, en una voluntad poderosa. Con este vigor de la voluntad, las acciones que antes nos venían muy cuesta arriba, las realizaremos ya fácilmente, incluso gozando con ellas.