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El sector agrario menorquín lleva tiempo trabajando para diversificar su producción como vía para afrontar los nuevos retos que supone la fuerte competencia de un mercado globalizado. Sin que ello suponga restar esfuerzos en el mantenimiento de la actividad láctea y derivados, base sobre la que se ha sustentado tradicionalmente el campo, las explotaciones agrícolas-ganaderas deben apostar también por otro tipo de ofertas. En este sentido, es una buena noticia que la Isla lidere un proyecto en Balears en el marco de la iniciativa "Sabor Cooperativo" que la Asociación General de Consumidores ASGECO pone en marcha en siete comunidades. El objetivo es el fomento de productos ecológicos en los comercios convencionales y cooperativas como fórmula para abrir nuevas líneas de negocio con un gran potencial, no solamente de cara al consumo interno sino también de cara a los turistas que visitan la Isla.

La entidad elegida para ser el motor del programa es la Cooperativa San Crispín, acción que deberá coordinar con las administraciones, organizaciones agrarias y asociaciones de consumidores. La experiencia no debe ser desaprovechada y ha de servir de estímulo para los productores.