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La demoledora cifra de cinco millones cuatrocientos mil parados no describe la realidad social de todo el país. Las cifras del desempleo varían escandalosamente de una región a otra y reflejan un mapa de diferentes gestiones económicas frente a la crisis.

Casualmente, la corrupción y el despilfarro suelen estar ligados a un paro endémico o a alarmantes subidas en los últimos trimestres. Lo que llevaría a interpretar que, al margen de la sangría producida por la explosión de la burbuja inmobiliaria, hay comunidades autónomas mucho mejor gestionadas que otras, donde el apoyo a las empresas ha sido una constante y donde el tejido industrial, pese al desgaste producido por la falta de crédito bancario, es capaz de resistir sin arrasar el empleo.

Los ejemplos más llamativos de estas desigualdades son Andalucía y Canarias frente al País Vasco y Navarra. La primera supera todas las previsiones de desempleo. Sus datos son los peores de España: más de un millón doscientos mil andaluces carecen de empleo. Su gobierno es incapaz de parar está sangría y mucha ayuda pública se ha desviado a unos ERES presuntamente ilegales. También Canarias viaja en el furgón de cola de los malos datos. Su tasa de desempleo alcanza al 30,93% de su población. Se da, además, la paradoja de que tras las revueltas en el norte de África las islas se han beneficiado, este último año, de un boom turístico extraordinario que no ha servido para rebajar su escandaloso índice de paro.

Hay dos comunidades como Cataluña y Madrid, motores de la actividad económica, donde sus gestores, tanto Esperanza Aguirre (quien presume constantemente de su excelente gestión, retando incluso a Rajoy con una propuesta de bajada del IRPF que quedo en nada) como Artur Mas van a tener que justificar que han hecho para que 50.300 madrileños hayan perdido su trabajo de octubre a diciembre y a 33.400 catalanes les haya pasado lo mismo. Sin duda alguna, la política de recortes sociales en sanidad y educación, a la que ambos se han lanzado, tiene mucho que ver.

Si el Gobierno de Mariano Rajoy se propone además, como se ha vendido en Davos, ir más allá de la exigencia europea y cumplir el déficit cero, la sangría en el empleo el próximo año puede llegar a cifras de escalofrío. Solamente el viernes los más de dos mil empleados de Spanair perdieron fulminantemente su puesto de trabajo al cerrar la compañía su actividad, asfixiada por la falta de crédito. Ese fue otro de los proyectos "imperiales" de los gobiernos catalanes que quisieron tener su propia línea aérea de bandera, como el resto de los Estados europeos. De aquellos despilfarros...