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El ministro José Ignacio Wert ha dado a conocer algunos de los objetivos para la mejora de la educación, una prioridad básica ante las carencias del actual sistema, que sitúa a España en el grupo de cola del informe PISA sobre conocimientos básicos de los alumnos y con un fracaso escolar que se aproxima al 30 por ciento. La sustitución de la asignatura Educación para la Ciudadanía por otra que no genere polémica es un aspecto secundario, ante los importantes retos que tiene la educación, después de cuatro leyes generales desde 1985, que, a la vista de los resultados, no han permitido la mejora necesaria. La intención del Gobierno no es promover una nueva legislación, aunque el calado de las reformas puede tener los mismos efectos. Aspectos positivos anunciados por el ministro son la mayor exigencia a alumnos y profesores o la aprobación de un Estatuto del Docente. El Gobierno habrá de vigilar la repercusión de las normas en la oferta educativa, pera no perjudicar su diversidad. De todas formas, cualquier iniciativa de avance en materia educativa precisará de una mayor inversión, reduciendo la distancia con otros países. Optimizar los recursos públicos es un reto inseparable de la reforma educativa. La competencia de las nuevas generaciones es hoy más necesaria que nunca.