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Al escuchar la palabra "mecenas" a más de uno le viene a la memoria el nombre de don Lorenzo de Médici (Florencia, 1 de enero de 1449 - Careggi, 9 de abril de 1492) protector de ilustres artistas como Sandro Botticelli, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti. Durante el Renacimiento, Barroco, Clasicismo e inicios del Romanticismo fue corriente el amparo de los mecenas a los artistas destacados en sus facetas de pintor, escultor, poeta o músico y nadie duda que sin el apoyo de éstos hoy día sería imposible disfrutar de sus obras de arte. De ello se han encargado la nobleza, la aristocracia, la realeza y la iglesia, que con su apoyo económico han permitido que el arte sobreviva, se consolide y esté siempre a la vanguardia de la cultura de un territorio, mediante el encargo y realización de los proyectos entre unos y otros.

Un músico extraordinario de la calidad de Ludwing Van Beethoven decidió el solito prescindir de la ayuda de los mecenas al considerar que de esta forma no era libre al componer sus obras, aunque no lo consiguiera realmente. No voy a adentrarme en la biografía del gran maestro pero vale la pena sumergirse en ella para entender el carácter, interpretación y audición de su música, de todas maneras no se si llevaba razón al querer desmarcarse de estas ayudas, tengo mis dudas.

Aunque la exclusividad de la recepción de dichas ayudas o privilegios habitualmente recaía en círculos bastante cerrados, siempre cabía la posibilidad de que cualquier artista pudiera acceder a dichos beneficios. También se convocaba algún concurso o competición y los artistas podían ganar algún dinero y/o su equivalencia en recitales o exposiciones.

¿Qué ocurre en pleno siglo XXI? El formato concurso y competición continua vigente, pero cada vez menos y con una dotación económica menor, dada la actual coyuntura económica que cada vez está menos subvencionada, con fondos que provienen de entidades de administración locales o estatales mayoritariamente.
Con todo ello nos vamos acercando a nuestra realidad actual e insular. ¿Quiénes son los auténticos mecenas que pueden dar continuidad a la cultura y al arte en una isla especialmente castigada por la crisis y con una total dependencia de la actividad turística estival? ¿Las entidades administrativas locales como Ayuntamientos, Consell insular, Govern Balear, Ministerio de Cultura, fondos europeos?, ¿entidades financieras?, ¿empresas? ¿O realmente debemos corregir a Beethoven y volver a pedir ayuda a los auténticos mecenas, personas individuales con una sensibilidad especial por el arte, la cultura y auténticos protectores de los artistas?

Es cierto que en el día a día aparecen otras prioridades y necesidades en nuestra isla pero no podemos dejar que la cultura muera, y hoy más que nunca son necesarios de nuevo los mecenas, y si bien es cierto que hay muchas entidades que colaboran, en la mayoría de las ocasiones la aportación no es suficiente para cubrir la totalidad de la obra de arte a realizar. No se trata de llevar los logotipos de las empresas colaboradoras en una exposición o en la decoración de un escenario o en los trajes de músicos y cantantes, la verdad y con todos mis respetos no me veo dirigiendo una orquesta luciendo en mi espalda marcas como Coca cola, BBVA, Mc Donalds, Mercedes o Ryanair, no son sponsors que buscamos los artistas, son auténticos mecenas.

Pero… ¿realmente existen mecenas en Menorca? Pues sí y voy a poner dos ejemplos relativamente recientes, el señor Fernando Rubió y el señor Antonio Sintes, ambos con una inquietud artística y cultural importante comprometidos con su tierra y su gente, el primero, gracias a su aportación en vida contribuyó entre muchas otras causas a la restauración y construcción de órganos en Menorca y el señor Sintes mediante becas de estudio ha favorecido la formación académica de jóvenes de Sant Lluís desde hace muchos años. El pasado sábado día 21 de enero tuvimos el privilegio de ofrecer un recital en la iglesia parroquial de Sant Lluís en su memoria celebrando el primer aniversario de sa fallecimiento y esperamos que este acto tenga continuidad y repercusión en el futuro.

Finalmente, ¿quién debe beneficiarse de la ayuda de los mecenas? Evidentemente considero que el mundo del arte y la cultura se ha abierto a toda la sociedad y es toda la sociedad que debe recibir esta ayuda, por lo tanto es mucho mejor destinar este dinero a asociaciones que trabajan directamente en la formación de futuros artistas, actores, bailarinas, músicos, poetas, escultores y pintores, que no hacerlo de forma individual (aunque también deba apoyarse), y ya por último volver a reivindicar el " encargo" como vehículo válido para la gestión necesaria entre mecenas-artista para que la obra de arte llegue a nacer y la cultura de nuestro pueblo menorquín continúe aportando su grano de arena a la evolución de la historia del arte.