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El año pasado el PSOE se pegó, en prácticamente todos los ámbitos donde se celebran elecciones, un batacazo de dimensiones descomunales. La digestión de las derrotas no fue buena, pero lo mejor fue que empezaron a surgir ciertas discrepancias en las distintas agrupaciones. Desde el partido se habló de debatir, de reformar, de cambiar, de acercarse a la gente, de revolucionar, de buscar vías de recuperación. Los días previos al Congreso Federal se han vivido con un gran seguimiento por parte de los medios de comunicación, a pesar de que el interés que suscita el asunto en la cola del pan es más que relativo. Aún así, ha sido complicado para el ciudadano común sustraerse del duelo entre la vía oficial de Alfredo Pérez Rubalcaba y la alternativa de Carme Chacón. Una vez superado el Congreso Federal, con el batacazo electoral aún caliente, resulta que el nuevo secretario general es un viejo zorro con antecedentes como ministro. La representación balear en los órganos de gestión del partido corresponde a la anterior presidenta del Consell de Mallorca, a un expresidente del Govern y al anterior presidente del Consell de Menorca. En las fotografías que llegan de la cita de Sevilla continúan apareciendo en los primeros planos caras que parece que nunca han faltado en la política menorquina y balear. Dicen que el cambio debe venir por las ideas. Debe ser así, porque cambios en lo que respecta a las personas, parece que más bien hay pocos. O ninguno. Ellos sabrán.