TW
0

El Consell tiene una deuda de 65.000 euros con Caritas. Es una herencia que el anterior gobierno ha dejado al actual, que se encuentra atado por la situación financiera de la administración insular. Caritas se prestó a firmar un convenio para que se pudiera ofrecer un piso de acogida del Centre Assessor de la Dona, aunque la gestión y los costes debían ser asumidos por el Consell. Existía el compromiso verbal de compensar cualquier déficit del servicio, ya que el resultado económico en ningún caso podía ser imputable a la entidad diocesana. Tampoco el despido de dos profesionales, provocado por la finalización del convenio, instada por Caritas. Puede entenderse que el Consell buscara esta colaboración para un buen fin. Y que por el mismo motivo, Caritas haya mantenido el acuerdo durante once años. Lo que no puede aceptarse es que el Consell no abonara el importe del déficit y que ahora no se compense el coste de los despidos. Es evidente que la función de la entidad diocesana no es facilitar contrataciones a la administración, sino ejercer su compromiso evangélico de ayuda a los más pobres. Precisamente para que Caritas pueda cumplir con esta misión es injusto que deba prescindir de unos recursos con los que debería contar.