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Reconozco que lo de la nieve ha estado bien, pero ya es suficiente. Mientras Endesa se frota las manos, la ola de frío siberiano sigue azotando la Isla y las fuertes rachas de viento del Norte acentúan las bajas temperaturas y hacen tiritar a los menorquines, una raza poco habituada a las caídas bruscas de los termómetros.

El anuncio de nevadas a nivel del mar mantuvo a los isleños emocionados e ilusionados durante la pasada semana, pero esto ya no tiene ninguna gracia. Los muñecos de nieve ya se han descongelado y el manto blanco de los campos ha desa­parecido,

A pesar de todo, el frío persiste evidenciando cada día más que los residentes en la Isla no estamos preparados, ni mental ni físicamente, para hacer frente a este tipo de inclemencias meteorológicas. No encontraremos en nuestros armarios ni la ropa ni el calzado adecuado y la mayoría de nuestras viviendas no están lo suficientemente acondicionadas. Confinados en casa, intentando entrar en calor con estufas y radiadores, anhelamos volver a convertirnos en aquella isla mediterránea que algún día fuimos. Tal y como señaló la periodista Àngels Barceló, es como si el mundo entero se hubiera dejado la puerta de la nevera abierta.

No se a quién le corresponde cerrarla, pero debería darse prisa.