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De fuentes bien informadas se sabe que un grupo de conocidos juristas menorquines, sin vinculación política concreta, vienen reuniéndose de forma privada y discreta al coincidir en su preocupación por la dramática situación socio-económica que aflige hoy a nuestra isla. La finalidad es consensuar la redacción de un documento de bases socio-económico-culturales, un "Decálogo menorquinista" lo denominan, que pueda servir para proponer recomendaciones y sugerir directrices a los gestores políticos de la Isla con el fin de ayudar a solucionar la negativa deriva que ha tomado Menorca en estos últimos años.

Se trataría de un conjunto de ideas / propuestas claras y sencillas que puedan derivar en soluciones efectivas, es decir no políticas, que serían proveídas / donadas al Consell Insular y a todas las administraciones de la isla para facilitarles su labor de gobierno. Este grupo de expertos jurídicos rechaza que esta aportación intente ser una aproximación a una incipiente y futura "Constitución" para Menorca. Declaran que su única intención es aportar su grano de arena ante el desolador panorama socioeconómico que desde hace ya más de una década ha desconectado a Menorca de su tradición histórica emprendedora hasta hacernos desembocar finalmente en la dramática situación anoréxica que vive hoy la isla.

El Teatro Principal de Mahón podría elegirse como el marco idóneo para la presentación de este importante documento que podría desvelarse ante la sociedad menorquina en el transcurso de un solemne acto cuya fecha de celebración, a falta de confirmación, podría ser el próximo día 15 de marzo, domingo de Quasimodo.

Ha trascendido que este "Decálogo menorquinista", de casi 150 páginas, incluye una introducción, un prólogo expositivo y el cuerpo general de las propuestas. También se ha filtrado que el "Decálogo" estará dividido en dos grandes bloques generalistas. Uno tratará de "economía, tradición y ecologismo" y el otro sobre "olfato sociocultural y evolución histórica de la tontuna isleña". A su vez, estas dos generalidades se dividirán en múltiples subapartados que tratarán todo un amplio espectro de propuestas que incidirán sobre toda la actividad isleña. A pesar del sigilo con que viene trabajando ese grupo de juristas, la paciente labor ha permitido conocer la redacción, ya consensuada, de algunos artículos concretos del citado Decálogo. Así, un artículo del bloque "económico" dirá:" A todo menorquín o adherido que se muestre contrario al desarrollo material de nuestra isla le podrá ser impuesto el castigo de tener que arreglar un mínimo de doscientos metros de la pared seca que se haya podido deteriorar debido a las políticas de los recalcitrantes inmovilistas y ultraconservadores que han arruinado la isla". Otro artículo propondría: "Todo pedidor de subvenciones será examinado con lupa por el cuadro médico correspondiente para administrarle la medicina más adecuada para su rápida curación con el fin de reinsertarlo rápidamente en la sociedad del esfuerzo personal". Otro: "Cualquier ciudadano que desee hablar una lengua distinta al histórico dialecto menorquín podrá hacerlo aunque ya no tendrá que pedir perdón por ser fiel a sus raíces". Y ese mismo apartado seguirá: "Contrariamente, todo político que no utilice nuestro dialecto menorquín en sus apariciones y disertaciones públicas será castigado con un salero para que aprenda a no estar avergonzado por hablar y escribir "salao".

En el bloque del "olfato" un artículo dirá:" A todos cuantos no huelan la disyuntiva histórica en que se halla inmersa la isla se les aplicará un correctivo que consistirá en subir Monto Toro dos veces al día y durante treinta, para que aprendan a otear y olfatear, desde lo alto, el futuro globalizado en el que ya vivimos". Otro: "Cualquier proposición cultural indecente que promueva la dejación y el alejamiento de nuestra tradición cultural será castigada con un multa que consistirá en tragarse doscientos "calçots" de golpe. Esta ingesta de producto foráneo, que deberá de efectuarse en escasos cinco minutos, no podrá, por supuesto, ir acompañada de la correspondiente salsa de "romescu", aunque sí se permitirá, como aumento de pena, a quienes padezcan del estómago".

Aunque son escasas las filtraciones producidas ya se intuye que las propuestas de este Decálogo serán muy polémicas (y sin duda animarán el cotarro isleño) al chocar decididamente contra las costumbres instauradas por los usuales dispensadores de patentes de menorquinismo.

Nos esforzaremos para, en próximas entregas, poder seguir anticipando primicias informativas de los artículos que vayan siendo consensuados e incorporados al Decálogo. No se las pierdan.

Nota: Mi solidaridad con el "Transport Ofega Menorca". El CIM debería de ser más reivindicativo. El problema lo tenemos los menorquines, no los mallorquines. Estaremos atentos a la reunión del próximo día 7 de marzo. ¡A vam quina la faran!.