Mahón 17 de enero de 1950, festividad de San Antonio. Finca del mismo nombre. El señor Gutiérrez, párroco de la iglesia de San Francisco, bendiciendo es bestiar. Al finalizar el acto, doña Camila tenía por costumbre agasajarlos a todos con un suculento desayuno. ( Archivo M. Caules )

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La vida nos hace vivir periodos muy diversos. ¿Será el último en que una acepta la vida tal cual es? Decía la emperatriz de austrohúngara, que pasados los setenta años ¿de qué ocuparnos sino del más allá? Interesante a la vez que apasionante tema a debatir. Infinidad de puntos controvertidos entre las mujeres "des talaiot" de Trepucó. Lamentablemente en plena charla debí ausentarme para atender varios correos, de éstos que se van recibiendo y una agradece tanto. Personas que no conocía, tuvieron la amabilidad de escribirme. Mahoneses esparcidos por diversos puntos, preguntando a la vez que interesándose por el Mahón actual. Me encanta poner en contacto a unos y a otros, a veces es imposible, algunas familias desaparecidas al no tener descendencia.

Otros correos, me llegan de personas que hace tiempo dejamos de vernos. Me alegra el retomarlas, enterándome de sus cosas, y por supuesto contactos fijos de todas las semanas, que espero llegue el día destinado a ellos. Este es el caso de una mahonesa que dejó la Isla siendo muy joven, conociéndonos gracias a esta nueva técnica, pudiéndole explicar de nuestros padres cuando fueron novios en tiempo de la guerra. Dato que ella ignoraba. Ha sido un hallazgo precioso, uniéndonos una corriente de amistad que estaba ahí escondida en cualquier rincón del camino de la vida y por estas casualidades la hemos encontrado. Es una "al·lota" encantadora que si Dios quiere muy pronto nos encontraremos personalmente para darnos uno de estos abrazos tan deseados y a buen seguro bendecido desde la balconada celestial por nuestros respectivos padres, que Dios sabe el por qué su relación no "va arribar a dalt".

Una vez escrito lo que me ha ido dictando Praxèdies, he rebuscado mi refranero de este marzo, mes que hará de puente entre el frío febrero y el primaveral abril, entretanto, los árboles van floreciendo. Marzo, los almendros en flor y los mozos en el amor.

Me encantaría que en estos instantes pudieran acompañarme, pudieran disfrutar del paisaje, que estoy observando. Que grande es mi Dios, cuanta belleza a mi alrededor, que sabia es la madre naturaleza. Las tancas, con los viejos almendros sembrados por nuestros mayores, han alfombrado su alrededor. De regreso del ordeño, he ido en busca de la cámara, la de fotografiar, la Agfa la misma que acompañó a "l'avi Joan" y a su joven desposada para inmortalizar su viaje de novios.

Por supuesto que está pasada de moda, pero es ideal para inmortalizar estampas, como la bella imagen de los corderos recorriendo el lugar, pisoteando los blancos pétalos, una blancura tal cual vimos en pasadas semanas.

Mi Agfa es manejable, ligera, no pesa, cabe en la cesta de palmas, la de ir a la compra. Sus fotografías, las de interior o exterior, son aceptables. Por supuesto que alguna habrá dentro de la caja de zapatos, que esta algo movida. Claro que sí, pero es igual, todo vale. Así aprendí . Y fue fácil, de lo contrario esta servidora, tan poco habilidosa, tan "manotas", no hubiera podido captar instantánea alguna. Gracias a la misma, lo hice en infinidad de ocasiones. Hoy, "l'avi Joan" y el mayoral también se ríen mientras se exhiben con una flamante Nikon, que para saber algo de su manejo se requiere un año de universidad en Estados Unidos, otros tantos en la conchinchina y no basta ni per començar, con la particularidad, que no usan carrete de película, pasando directamente al ordenador. Mejor que deje el tema y me apunte a las clases del Ateneo mahonés, donde José Francisco Quadrado Quintana, me enseñe, tal cual enseñó a mi cuñado Antonio Vidal Pons, que ja en sap tant que incluso una de sus fotografías, salió publicada en una de estas revistas especializadas en el tema.

Alguien dice… huep… atura es carro. Lleva razón, demasiado trabajo pendiente, para dejarlo a media tarde y bajar a Mahón. Con la luna creciente, hay que plantar los melones, las calabazas, garbanzos, acelgas, y el perejil. De este no puedo olvidarme, no pasa día en que no bajemos un cajón repleto de manojos del mismo a la tienda de na Cadireta coixa.

Momento ideal para escardar los árboles que brotan más tarde, entre ellos los granados.

El mayoral, apoya nuestros menesteres, pero para él es prioritario trasegar los vinos y bajarlos al sótano. Alguien con más ansia de protagonismo, escribiría en la bodega.

Ya que hablo de faenas en el campo, que mejor que felicitar, y a buen seguro con infinidad de menorquines que también desearían hacerlo, a Cristóbal Huguet Sintes, conseller de Urbanismo. Ya va siendo hora i d'un bon pas se legalicen los núcleos o casitas que a lo largo de estos últimos años han ido creciendo com a bolets, pagando lo que fuera y punto. Pagar, faltaría más. Es preciso que entre efectivo en las cajas de los ayuntamientos y ésta es una de las maneras. Por supuesto que no estoy de acuerdo con el chabolismo y que también lo hay, pero las casas hechas como Dios manda, ¿por qué no?

Que debemos cuidar el entorno, por supuesto, que no se deben cometer disparates, también, y ahí es donde no se comprende que permitan la destrucción de las casas prediales, si el edificar una casita está prohibido, permitir el abandono "des llocs", seria lo justo.

En unos renglones más arriba, hablo de las tancas y los trabajos que se hacían antaño, lo escrito con lágrimas en los ojos, todo ello es idílico, por desgracia nuestro agro está a extinguir, no hay más que dar una mirada a los puestos de ventas de frutas y verduras que carecen de productos de nuestra tierra, ni tan siquiera de la hermana mayor, Mallorca. Todo es del extranjero. La semana pasada me quejaba de la entrada en el mercado común, y hoy continuo en ello, un disbarat, con la particularidad que todos los gobiernos, y digo todos, aquí no se salva nadie, han sido unos ineptos a la hora de salvaguardar, algo tan importante como son los trabajos del campo. En su momento no se tuvo en cuenta de su importancia, y ahora es demasiado tarde. No me gusta ser pesimista, pero lamentablemente veo que de las islas Baleares, la nuestra, Menorca, la más derrotada, nos quedamos sin industria, lo digo semana sí, la otra también. Los mal llamados economistas, no han hecho más que escribir y bla, bla, bla… no ha servido para nada, no es lo mismo escribir desde un despacho con ventilador en verano y estufa en invierno, que levantarse a las seis i anar a munyir. Menos estudios y manos a la obra. Aquí lo que sí es necesario son escuelas agrarias, y decir a los de las banderas y pancartas, que saben tanto de reivindicaciones, que hagan unas cuantas con eslóganes recomendando consuman nuestros productos. Leche, queso, verduras, frutas, y estos parados que cobran panxa alta, en vez de cobrar y no hacer nada, se dediquen a limpiar nuestras tancas, sembrar en ellas y montar una cooperativa ben duita, basta ya de tanta entrada de productos… ¡ Ah…! Y los de Hacienda que tanto machacan a los que a duras penas pueden ir llevando el barco a buen puerto, vigilen con atención a la infinidad de individuos de los llamados países del Este que aquí hay muchos haciendo su agosto, cobrando del paro y trabajando por su cuenta en construcción, carpintería, mecánica, mientras sus esposas cobran unos buenos jornales por darle a la fregona. Ingresos que van a parar a sus países, aquí no dejan ni una pela. Y con ello de nuevo he llegado a los dichosos "doblers negres" que a muchos no agrada que se escriba sobre los mismos, pero son una realidad que existe y es la pura verdad, no me caurà cap dent.

Iba a despedirme de todos ustedes, cuando leo en el "Menorca", la esquela de Enrique Amer, el cual estoy convencida que equivocó su oficio, ni barbero como le indujo su padre, ni dependiente de la farmacia Félix. Él iba para actor, la prueba es que cuando alguien adquiría algún remedio para el dolor de muelas o cabeza… al salir de la farmacia, tras escuchar quatre xistes i quatre bromes de n'Enrique, ni se acordaba del porqué había entrado en aquel lugar. Su muerte ha sido muy sentida, fue un hombre querido por todos, y últimamente mucho más al comprobar cómo cuidaba a su esposa. Siempre juntos, con sus hijos y nietos, junto a su familia, y es que Enrique estaba hecho de pasta de congret, manejable en cualquier situación. Este atardecer, a la caída del sol le dedicaré mis flores y mis rezos. Hoy, Gori lloraría amargamente. Mi más sentido pésame a toda su familia.
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margarita.caules@gmail.com