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Acabo de tener el honor de ser la Pregonera de la Semana Santa mahonesa. Para aquellos lectores de mi "Bon dia" que no tuvieron ocasión de escuchar el Pregón completo, transcribo unos trozos del mismo.

LOS CENTURIONES
DE SAN CORNELIO

En la antigua Roma, "centurión" significaba "capitán de 100 soldados de a pie en una legión".El centurión era leal, valiente y la columna vertebral del ejército romano.Los deberes ordinarios del centurión, eran inspeccionar las armas, alimentos y ropa.Cornelio, el primer gentil convertido, era un centurión.

El suelo retumba porque desde lo lejos se acercan y avanzan por la calle soldados armados con espada, escudo y armadura.La unidad entera moviéndose como uno solo.Ni un solo soldado está pensando en sus propias decisiones. A la cabeza y en el centro en un lugar de honor, el centurión, distinguido en el carácter.Él tiene un cargo y el deber de llevar a cabo su misión al margen de la opinión de cualquier espíritu humano.Un centurión, en lo que habría sido un día normal de mantener el orden, fue testigo de lo sucedido el día que sacudió la ciudad y el mundo.Tal vez había oído hablar de Jesús de Nazaret, o incluso había visto las multitudes que le seguían.Desde luego, vio sin inmutarse las grandes aglomeraciones de gente que contemplaban esta crucifixión.Vio a algunos llorando y a otros que se burlaban. Había oído a Cristo prometer un paraíso a uno de los ladrones crucificados junto a él. ¿Qué hace a este Jesús tan especial?¿Otro extremista agitador judío?Pero de alguna manera no encaja en el perfil.¿Y por qué los sacerdotes y los religiosos lo odian tanto?¿Por qué se sienten tan amenazados?En medio de sus preguntas sobre Jesús, el Centurión oyó como gritó de repente: "¡Consumatum est !"y expiró. Entonces, se produjo un violento terremoto !Todo temblaba!Las olas fuertes y dramáticas del poder del movimiento de la Tierra estaban retumbando a través de cada alma, causando el terror, gritos cercanos y lejanos...el pánico de la gente que corría, pájaros que huían y desprendimientos de rocas.

El centurión tomó una decisión autoritaria y exclamó."Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!",

Pero, ¿y tú ... ¿Quién decís vosotros que soy yo?", dice el evangelista Mateo. Cada uno de nosotros debemos contestar a la pregunta. ¿Cuál es vuestra respuesta?

REFLEXIÓN

Hoy miércoles de Pasión, en esta tarde-noche..... estas palabras con vocación de pregón os anuncian que comienza la semana más importante del vivir cristiano. ¡Ojalá que todos los días del año sepamos reflexionar en base a estos días! Y aquí estamos, un año más, dispuestos a plantarnos en la calle y hacer girar una ciudad entera a nuestra medida durante unos días de la semana. Pero, ¿por qué lo hacemos? ¿Por seguir una tradición de siglos, una simple costumbre?, ¿ ¿somos folklore?, ¿somos cultura?, ¿un fenómeno antropológico? ¿Para qué y por qué salimos a la calle?. ¿Cómo es capaz de convocar a esa multitud? ¿Qué tiene para que cientos de hombres y mujeres lo acompañen durante tantas horas. ¿Es un loco?, ¿un revolucionario? ¿O es simplemente el Hijo de Dios, el único capaz de asegurar la Vida Eterna? Dichosos hombres y mujeres de Mahón que cada año salís al encuentro de Dios y su Madre, sin más protagonismo que el de vuestra presencia y vuestro acompañamiento, fieles cumplidores de una cita que os la marcaron la Fe, la Devoción, el Tiempo y la Historia.

A las Hermandades no solo las mantienen las Juntas Directivas, los cofrades ejemplares, los consiliarios o la Pregonera , sino esos miles de mahoneses anónimos, que se echarán a la calle buscando algo más que la estética o la cultura, algo que quizás ellos mismos no sepan explicar como tampoco lo sabían los cinco mil que siguieron a Jesús hasta Betsaida y a los que tuvo que dar de comer. Ellos también buscan un alimento, el de su propia salvación. Por eso, nuestra responsabilidad radica, precisamente, en que este sueño maravilloso que estamos a punto de vivir un año más, no se quede en una simple manifestación externa, sino que seamos capaces de conectar a toda una ciudad con el Misterio de la Fe.

Corren tiempos difíciles para los creyentes. Hemos alcanzado la prosperidad. El llamado Mundo Occidental camina con paso firme hacia un bienestar que parece no tener límites. La Sociedad cree que así alcanzará la Felicidad y se ha permitido el lujo de olvidarse de Dios. Ya no lo necesita, lo desprecia, pero a quien está despreciando realmente es a sí misma mientras toma rumbo a ninguna parte.

Pero no siempre resulta fácil permanecer firmes en nuestros principios, como lo hizo el Señor. No siempre aguantamos impasibles ante el poder, aun cuando ello nos suponga que nos despojen de todo, como hacen con Él en el Calvario. Sin embargo salimos a la calle para anunciar el Evangelio, porque por encima de todo somos Iglesia, y así nos tienen que aceptar, como fenómenos religiosos, más allá de un valor cultural que nadie niega, pero que nunca puede ni debe ser fundamento de nada, ni menos aun justificación de una realidad que se mantiene viva desde hace siglos.

Ahora solo queda que vuestros corazones y el mío vestidos con las túnicas de las hermandades sean verdaderamente corazones de hermano y todos vivamos conforme al ejemplo de Jesús no solo hoy, ni mañana, ni pasado, sino durante todo el año. Toda nuestra vida.