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A veces hay cosas que parecen fáciles pero no lo son tanto. Dar en el clavo no es solo acertar sino que, además, lleva consigo la habilidad de no machacarte el dedo. En mi vida he intentado colgar algún cuadro, como todo el mundo, y en innumerables ocasiones mis dedos han sufrido terribles martillazos, todos ellos acompañados de palabras y frases malsonantes. Si se encuentran con alguien que presume de dar siempre en el clavo, desconfíe, no es portador de buenas intenciones. Nos ha tocado vivir una época en la que abundan los "colocadores de cuadros" autodidactas o mal enseñados, dispuestos a montarte lo que sea. Trabajan de por libre y son especialistas en mover cualquier hilo de los que dependa nuestra estabilidad. Los podemos tener en casa, vecinos de toda la vida, en un restaurante, en un cine o incluso ser mandamases de otros países. Créanme, si tienen que colgar algo, háganlo ustedes mismos, aunque desconchen las paredes, aunque no siempre acierten en el clavo, a pesar de que se machaquen una y mil veces sus dedos.