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He de recordar a los amables lectores que el anterior artículo lo habíamos interrumpido en el momento de mi encuentro con el profesor Rodel en la peculiar fonda donde nos habíamos citado. Luego de unos minutos dedicados a poner al día nuestras respectivas biografías mientras dábamos cuenta de unos caracoles y unos botellines, servidos por un acalorado mesonero de aspecto montaraz, cargado de patillas y orlado por algunas manchas de grasa graciosamente repartidas no solo sobre su delantal, pasamos directamente al meollo de la cuestión que nos había reunido. Dado que pensaba publicar la entrevista en la revista "Formol" sugerí a mi amigo el tratamiento de usted para dotar al texto de una apariencia de seriedad que de hecho veía complicado transmitir.

Nacho Martín.- He repasado con atención su trilogía sobre los bonobos y he quedado fascinado con la manera que han encontrado esas criaturas de resolver sus conflictos apelando a la única receta del amor, máxime cuando para ellos tanto monta, monta tanto (nunca mejor usada esta expresión) el abuelo como la cuñada o la mamá del compañero de juegos. Desde un cierto prejuicio antropocéntrico que temo sufrir me pregunto y le pregunto a usted : ¿respetan al menos la hora de la siesta?

Franz Rodel.- Al contrario. Viven los bonobosen en una suerte de condominio en perpetua junta de vecinos, no hay pues horarios ni mucho menos respeto, y cada cual hace lo que le viene en gana en cada momento sin ausentarse de la asamblea. La siesta se produce a intervalos impredecibles y es considerada como un tiempo lectivo a todos los efectos.

Extrañamente los caracoles no estaban tan malos como podría hacer presagiar el aspecto oleaginoso que presentaban, y la cerveza que como era previsible fue presentada huérfana de vaso, resultó estar suficientemente fría. Comencé pues a sentirme relajado.

NM.- En las pasadas elecciones asturianas y andaluzas me pareció detectar cierto grado de aleatoriedad en el comportamiento de los candidatos . En este sentido, ¿cree usted, profesor, que el cerebro de un candidato en periodo electoral sufre cambios en el nivel de exigencia de sus neurotransmisores?

FR.- El periodo electoral es para el político lo que la berrea para el ciervo. La lucha por el territorio y por ganarse los favores del rebaño consumen todas sus energías. En tales circunstancias los procesos neuronales han de resultar necesariamente alterados conforme a un mismo patrón, esto es una hiperactividad en determinadas áreas del córtex cerebral en detrimento de todas las demás, las cuales no podrán ser otras que aquellas involucradas en dos funciones primordiales: berrear y embestir.

NM.-Hablemos de la crisis, profesor. Muchos ciudadanos nos preguntamos inquietos quien está a los mandos de la situación. El de la barba desde luego no puede ser, ya que cada gesto suyo hace suponer que sea el más desorientado de la manada. Por eso a veces volvemos nuestra mirada, y con ella nuestras esperanzas a Europa. Sin embargo también en esa dirección encontramos nubarrones. ¿Considera, como alguno de sus colegas ha expresado, que hay más entropía en una tortilla de patatas que en una conferencia de prensa del presidente del consejo europeo Van Rompuy?

FR.- Si hemos de conceder algún crédito a las investigaciones supuestamente realizadas por el infame profesor Parapine, director (es un decir) del Instituto del Huevo en la Universidad Libre de Mompellier, en una tortilla el nivel entrópico es proporcional al grado de su cuajado. Ahora bien no es precisamente de cuajo de lo que adolece el señor Van Rompuy por lo que resultaría un tanto temerario refrendar sin más dicha opinión si no es tratándose de esas imperecederas tortillas españolas que aún es posible encontrar en los más recónditos ventorrillos de nuestra geografía, de alguna de las cuales se cuenta que llegó a ser traspasada junto con el negocio.

Curiosamente, este punto de la conversación coincidió con la llegada a la mesa de un generoso pincho de tortilla con aspecto de no carecer de vintage y que sin embargo resultó también tener un gusto más que aceptable. Pedimos otro par de botellines.

NM.- Pero entonces¿ puede darnos usted cierta esperanza de que desde España , o al menos desde Europa alguien acabe acertando con alguna medida para acabar con la crisis?

FR.- Contra los físicos subatómicos mantengo que una teoría debe ser algo más que una mera ensoñación. Si bien los modelos matemáticos más avanzados de la NASA permiten conjeturar que en determinadas circunstancias España podría presentar condiciones favorables para el desarrollo de alguna forma de vida inteligente lo cierto es que los resultados arrojados por los trabajos de campo no han podido ser más decepcionantes. Por otra parte no le asombre que desde otras instancias más altas no se tomen medidas acertadas: Las crisis económicas junto con las guerras son el mejor de los negocios.
Con estos malos presagios en nuestra conversación llegó sin previo aviso a la mesa un conejo al ajillo del cual preferí obviar los aspectos visuales para concentrarme en el apetecible olor que exhalaba. Y mientras pringo el pan en la salsita les emplazo hasta una próxima ocasión para acabar de relatarles el resto de la charla que mantuvimos.