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Desde que hace dos mil años en una cena pascual de trece comensales, murieron dos de ellos en menos de 24 horas, el número trece ha sido considerado de pésimo agüero.

La creencia en el mal fario de esta cifra va tan lejos que en muchos edificios y hoteles se omite la planta 13 y se sustituye por la más discreta 12A o se pasa directamente de la doce a la catorce. Muchas compañías aeronáuticas omiten la fila 13 en sus aviones y son raros los deportistas que eligen este número para lucir en sus camisetas.

Por el principio de contradicción algunas personas eligen la terminación en trece para los juegos de azar. Sin embargo estas son solo la excepción que confirma la regla y la superstición es la que prevalece para la mayoría.

La mala fama que arrastra el sexto número primo a lo largo de casi dos milenios podría ser puesta muy en cuestión de ser cierta la predicción del banquero Botín de que el próximo año 2013 será el del punto de inflexión de la crisis económica en España.

Si el presidente del Santander ha dado con el año, yo me atrevo a determinar la esperadísima fecha exacta del cambio de ciclo económico. Será el martes 13 de agosto. Ya podemos apuntarlo en la agenda.