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Los profesionales que trabajan en la sanidad pública están muy preocupados por las consecuencias de las políticas de austeridad y por el plan de saneamiento que el Govern ha puesto en marcha para alcanzar el objetivo de déficit en 2012. A pesar de ello, cada día han de servir a los pacientes de un buen sistema sanitario, que ha ganado calidad con el paso de los años, principalmente por la mejora profesional de sus trabajadores. Si hoy se aguanta la calidad de este servicio público es por el esfuerzo que llevan a cabo estos profesionales. Evitar el enfrentamiento entre el colectivo sanitario y la administración autonómica no va a ser fácil, sin embargo ha de ser un objetivo prioritario por parte del Govern. La manifestación del pasado viernes en el Hospital Mateu Orfila no es una anécdota, ni un acto politizado en contra del equipo de Bauzá, sino una expresión de una preocupación creciente. La Conselleria de Salud ha de realizar un gran esfuerzo para explicar los recortes y ser capaz de valorar las consecuencias con los profesionales de cada centro, quienes conocen perfectamente su funcionamiento y lo que necesitan sus pacientes. Si crece el conflicto sanitario puede que un buen servicio básico termine en urgencias.