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Soy de la opinión, que los mahoneses y menorquines en general, jamás deberíamos olvidar a algunos paisanos que dieron nombre a la Isla. Personajes que no tuvieron descendencia y que siempre que me es posible intento investigar y saber algo más de sus proezas como es el caso de los maestros de ribera.

A través de los tiempos aunque a muchos/ as no les agrade escucharlo, siempre hubo los preferidos, los beneficiados en cualquier profesión. Ello se ve con claridad entre los maestros de ribera. No se comprende, cómo es posible que unos fueran tan alabados y aún hoy mientras otros haciendo tanto o más que aquellos duermen en el letargo de la indiferencia, sin ser citados "per ningú". Sin ir mas lejos, el maestro Tudurí de la Torre, "en gravat", apodo que heredó de su padre que había hecho las américas, regresando con parte del cuerpo, principalmente su rostro, marcado por "sa pigota". Para el hijo de este, tanta medalla, tanto diploma, tantos honores inclusive por parte de la iglesia, lo que me hace rebuscar a fondo, encontrándome con los Fronti, Terrés, Femenías y otros tantos, que apenas se nombran.

En el siglo XVIII, nuestras gentes se abocaron en el beneficioso comercio que les aportaba lo que ellos llamaban -grano- dando pie al comienzo de la construcción de buques, de todos los portes, encargos para menorquines especialmente de Mahón y también para la Península. Fue tal el trabajo que se llegó a realizar, que se instalaron en nuestra ciudad, especialistas venidos de otras poblaciones principalmente de Ciutadella, ello a veces me ha hecho pensar, que se encontraran entre ellos de otros pueblos ¿por qué no?, quedando en el anonimato, muy pocos destacaron y que ya cité en otras ocasiones.
La rueda de diferentes trabajos que ofrecía la maestranza, incluía infinidad de oficios, lo que vino a representar a mitad del siglo XX la construcción. "Una cosa du a s'altra".
Don Pedro Riudavets y Tudurí, lo dejó muy claro al decir que los constructores Femenías, en los 16 años que mediaron desde el 1784 a 1895, lanzaron al mar desde sus astilleros, 16 buques de todos portes, entre fragatas, bergantines y barcos menores, entre ellos una hermosa fragata para el comercio de Cádiz, y continuaron en el trabajo hasta llegar al siglo XIX.

No debo olvidarme de los hermanos Bartolomé, Gaspar y Ramón Fronti (apellido extinguido) los Taltavull, presentes hasta nuestros días, los Comellas, Pons y Terrés. Y tal como digo más arriba, vuelvo a repetir en este siglo XXI ha finalizado " hi ha una mancabada molt grossa de mestres de cases", a ellos les sucedió tal cual, en 1821 cesó el comercio del grano, quedando totalmente paralizada la industria de lo que podría llamarse maestros de ribera, con sus herreros, cordeleros, tornería, velamen etc. En que trabajaban familias enteras, dando pie a que los niños de diez años embarcaran aprendiendo el oficio desde "baix de tot".

A partir de aquel tiempo hubo algunas construcciones de menor importancia, barcos pequeños dedicados al cabotaje y algunos conocidos - de cruz- para el de Barcelona. Y ahí es donde deseaba llegar, y que en otras ocasiones ya dediqué varios escritos pero es bueno recordar o refrescar como dicen algunos la memoria. Aquellas dos preciosas goletas que tanta gloria nos dieron a los de Mahón, la Mahonesa y la Andaluza, ambas encargadas por el departamento de guerra. No acabó ahí la cosa los bergantines Manzanares y Guadalete y nuevamente la curva se fue a bajo, cayendo en picado, lo que se conoce por ir al paro y que en el siglo XIX se convertía en "fam i misèria".

Fue el propio monarca Alfonso XII en su visita aquel lejano marzo de 1877, quien pudo comprobar lo que se le había comunicado en la corte, los jefes superiores de las diferentes escuadras que invernaban en nuestra rada. Nos imaginamos a los prohombres de la cosa como se debieron explayar quejándose del departamento de Cartagena, que siempre hizo lo posible y más para barrer por su casa, arrebatándonos, un porvenir "com Déu mana".

Haciendo alarde de mi sinceridad he de notificar que aún hoy no comprendo que todo lo de la Estación Naval siempre haya tenido que ver con Cartagena, según se me informó nuestros archivos, reposan en aquel lugar, los menorquines no poseemos, nuestros documentos, nuestro "paperum". Alguien dirá de interesarnos cualquier información ellos no dudan en tendernos la mano, faltaría mas. A lo que añado no es lo mismo visitar el archivo personalmente que hacerlo por mediación de otros, mientras una busca una cosa se encuentra otras diez que no pensaba encontrar. Debo dejar el tema, ya que daría para mucho y no creo que sea el momento oportuno, en este instante me interesa conocer quién construyó la Esmeralda, una más de las Mahonesas.

Con gran sorpresa me encuentro a la mayoría de estudiosos que dan por bueno que fue construida en las Islas Baleares. "tira petit".

La Esmeralda, fue diseñada por el arquitecto don Honorato Buyón, que a su vez lo fue de Diana y el bergantín Corzo, todas ellas construidas en nuestro Arsenal. Parece ser que fue su hombre de confianza el mahonés Pedro Fronti Soler, hijo y nieto de importantes constructores navales de nuestra ciudad, lo que me da pie a pensar que tal vez sus familiares intervinieran. Si bien en estos instantes ignoro, quién fue su padre de los tres hermanos, que como digo más arriba, fueron constructores de cuatro jabeques, cuatro bergantines y una fragata, así como el llaüt Vigilante, que tanto dio que hablar.

Don Pedro Fronti Soler, fue un destacado hombre de mar de su época, desde 1813. Graduado de capitán de fragata de la Real Armada y comandante de ingenieros del arsenal del puerto de Mahón. Falleció a los 50 años en La habana el 28 de febrero de 1817. Había dejado la Isla en 1792 junto a su jefe Buyón, realizando importantes trabajos, llegando a alcanzar un gran prestigio en la Armada, dejando redactados, varios proyectos de suma importancia.

La Esmeralda, era una fragata de 44 cañones, construida en el Arsenal de Mahón en 1791. Provista de 34 cañones. Desplazamiento 950 toneladas. Aparejada con 3 mástiles, propulsada a la vela. También conocida por Santa Petronila y Santa Apolonia. En noviembre de 1820, se le puso el nombre de Valdivia en honor al almirante Cochrane, por la toma de Corral y Valdivia el 3 y el 4 de febrero de aquel año. (López Urrutia, Carlos.
Historia de la Marina de Chile).

Zarpó de Cádiz el 6 de mayo de 1817, rumbo a Chile, con la misión de apoyar la lucha contra los insurgentes independentistas.

En 1818 tomó parte del bloqueo de Valparaíso y tras la pérdida de aquella capitanía, finalizada la batalla de Maipú se dirigió al Callao, parece ser que con su llegada coincidió junto a la expedición libertadora de San Martín, esta era conducida por marinos ingleses al servicio de Chile. Su comandante de la escuadra, Thomás Cochrane, ideó un plan para capturar a la Esmeralda, bajo los cañones que se encontraban en los castillos del Callao.
Para ello se valió de los capitanes martín Guisse y Crosby.

En Junio de 1825, estando como pontón fondeada en Valparaíso, se decidió vararla desarbolada al costado del resguardo de Aduanas, sirviendo de muelle a las embarcaciones que desembarcaban pasajeros y carga. (Historia de embarcaciones menores de la Real Armada)
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margarita.caules@gmail.com