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El PSOE ha puesto en marcha una sorprendente campaña para conseguir que la Iglesia pague el IBI de sus bienes inmuebles. Lo hace pidiendo a la Iglesia que haga un esfuerzo como lo está haciendo el resto de la sociedad. Y añade que la campaña no es en contra de nadie. Esta campaña representa un acto de hipocresía y se sustenta simplemente en la idea de que criticar a la Iglesia es políticamente rentable. Se olvida de que la exención del impuesto se basa en la legislación actual y que no se refiere solo a la Iglesia, sino a todas las entidades sin afán de lucro, como son los partidos políticos, incluido el PSOE. Es falso que la Iglesia no pague el IBI. Lo hace de aquellos locales de los que obtiene una renta, pero no de sus iglesias, que son patrimonio histórico o que tienen una función social o de culto. Por tanto, no recibe un trato de privilegio. Si la legislación se cambia, y los partidos y todas las ONG pagan por sus locales, la Iglesia, como todos, deberá afrontar el abono del IBI. De lo que no habla el PSOE es de la aportación social que lleva a cabo la Iglesia y lo que ahorra al Estado en educación y sobre todo en servicios sociales. Precisamente la exención del IBI se basa en esa contraprestación social, que el PSOE también cuestiona, aunque no de sí mismo.