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Después de meses de polémica por la decisión del Govern de llevar a cabo su promesa electoral de permitir la elección de la lengua de estudio, ya se conocen los datos concretos. Los padres de 94 alumnos de Menorca, de P-3 a segundo de Primaria, han pedido que aprendan a leer y a escribir en castellano. Representan solo el dos por ciento. En el conjunto de Balears, los datos se aproximan al 7 por ciento. Varios aspectos pueden plantearse como conclusiones. El Govern ha desarrollado el proceso de elección de idioma tal como había anunciado y los resultados deben acatarse, por tanto cumplir con lo prometido, si es posible con el menor coste posible para un sistema educativo que se resiente de los ajustes. El respeto del derecho de los padres no ha de representar ningún tipo de segregación por el idioma y de eso han de preocuparse los políticos y los educadores. El resultado no cuestiona, sino todo lo contrario, el modelo educativo que se ha desarrollado en Menorca sin conflicto durante décadas, ni afecta de forma importante al proyecto lingüístico de los centros. Sería positivo que, una vez constatada la voluntad de los padres, la cuestión lingüística deje de ser un problema en la educación, que ha de estar atenta a cuestiones mucho más importantes.