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De un tiempo a esta parte, las cosas han cambiado drásticamente. Ya no se llevan los preliminares y, a la hora de entrar en materia, se va directamente al grano. Y si no, que se lo pregunten a los funcionarios. Precisamente ayer el Consell de Govern aprobó el Decreto Ley de Medidas Urgentes en materia de personal. ¡Y tan urgentes! La medida entró en vigor ayer mismo, antes incluso de que los afectados tuvieran tiempo de pestañear. Triste, pero cierto. En ocasiones, los recortes se aplican incluso con carácter retroactivo así que lo que ya creías que tenías en la saca, desaparece como por arte de magia. Sin preámbulos, sin rodeos, la vaselina ya no está de moda. Atrás quedaron las decisiones que se comunicaban con antelación suficiente lo que, de alguna manera, te permitía hacerte una idea de cómo reorganizar tu vida en función de tus ingresos y de tus condiciones laborales. Me da la sensación de que la reforma laboral ha sustituido a la ética. Ahora nadie está obligado a ser delicado a la hora de despedir a un trabajador ni a suavizar un posible descenso del sueldo o de las cláusulas de sus empleados. Hoy, como cualquier otro viernes, te incorporas a tu puesto de trabajo con normalidad y, al finalizar tu jornada, vuelves a casa como un desempleado más. Sucede un día tras otro, sucede en la mayoría de empresas, les sucede a otros hasta que te sucede a ti. Tal vez estoy desencantada, quizá lo veo todo demasiado negro, pero qué quieren que les diga, creo que un poco de tacto no estaría de más.