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El Plan Insular de Cooperación es un programa que permite a los ayuntamientos ejecutar diversos proyectos para mejorar las infraestructuras de sus municipios, al tiempo que dinamiza la actividad económica de las empresas locales. Sin embargo, los ajustes han llegado a la convocatoria de este año. La más que probable eliminación de la aportación estatal y la retirada de la subvención del Govern, deja solos a los Consistorios y al Consell a la hora de afrontar las obras previstas. En este sentido, la institución insular anunció ayer que destinará 300.000 euros a esta partida, una cantidad que reducirá considerablemente el margen de maniobra de los alcaldes. En este sentido, el conseller de Cooperación, Juan José Pons, defendió que la actual situación económica no permite mantener el anterior nivel de las ayudas. De hecho, recordó el mensaje que el PP repitió durante la campaña electoral: que la economía debe reactivarse a través de la iniciativa privada. El PIC de 2012 está a la espera de la decisión de Madrid, pero hay pocas esperanzas de su participación. Sin duda una mala noticia. Ante esta situación, a los ayuntamientos no les quedará más remedio que reducir la inversión a la espera de tiempos mejores o agudizar la imaginación para suplir el dinero que llegaba de las arcas públicas.