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Decía anoche la alcaldesa de Maó, Águeda Reynés, que se sentía especialmente orgullosa porque pocos municipios españoles pueden presumir de tener a un club en la máxima categoría del baloncesto español. El Menorca Bàsquet se ganó ayer en Melilla el derecho a inscribir su nombre en la considerada primera competición continental de un deporte de masas, el segundo en audiencia tras el fútbol. Algo, o mucho, bueno ha tenido que hacer la entidad que preside Benito Reynés para conquistar esta cima deportiva, a pesar de los errores asumidos en el pasado reciente que le abocaron al concurso de acreedores en el que se encuentra. Volver a la ACB es un mérito fantástico que se ha ganado el equipo en la pista, aunque la prioridad sea conseguir la continuidad de la SAD como respuesta a un valor indiscutible que cohesiona la Isla y la promociona. El salto a la Liga del Barcelona y el Real Madrid es una excusa ideal para que el Govern balear tenga cintura y ejecute una redistribución necesaria de los 19 millones de euros que dedica a Deportes, o en su defecto, facilite la entrada de un patrocinador solvente. Las gestas deportivas del Menorca y el Club Voleibol Ciutadella deben tener una resonancia acorde en el Ejecutivo que nos representa.