Preciosa panorámica del pueblo villacarlino, observándose a la izquierda la iglesia, a la derecha la torre del ayuntamiento, los molinos y el levante de Mahón, con el campanario de la iglesia del Carmen (Archivo Margarita Caules, abstenerse de copiarla y difundirla)

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La descentralización balear, con su Referéndum de Menorca, llevó a lo que ahora se denominaría, gran campaña electoral, el alcalde mahonés Francisco Bals Pons, auténtico republicano, apoyó al médico a la vez que diputado, con grandes miras y mejoras para sus paisanos los menorquines.

En semanas anteriores intenté citar los detalles de la prensa isleña que tras su paso por las distintas poblaciones iba dejando el doctor Llansó. Con su talento, don de gentes "se ficaba tothom dins sa butxaca", según cita una de las glosas de la época.

Al finalizar el mitin en el blanco pueblo de Sant Lluís, llevaban un gran retraso según lo calculado, sobre la hora en que se había anunciado la llegada del señor Llansó al hermoso pueblo de Es Castell.

A pesar de esto y de que es un pueblo de trabajadores que por razón de sus ocupaciones han de madrugar y no pueden por lo tanto acostarse tarde, los entusiastas villacarlinos aguardaron a pie firme a la entrada del pueblo la llegada de su representante en Cortes y no quisieron renunciar al honor de saludarle y animarle en su brillante campaña a favor de los intereses de Menorca (sic).

Si entusiasta fue el recibimiento que en San Lluís dispensaron al diputado no le fue a la zaga el que le tributaron en Es Castell.

Al descender del carruaje encontró una compacta masa de ciudadanos y muchos brazos se alargaron para estrechar la mano del diputado.

Resonó una ovación y los aplausos y los vítores atronaron el espacio, una banda de música rompió en airoso pasodoble y la manifestación se puso en marcha hacia el Ayuntamiento sin que cesaran un momento las aclamaciones.

Siguiendo la hermosa calle Victory hasta desembocar en la espaciosa plaza de la Explanada marchó el señor Llansó hacia las casas Consistoriales donde le aguardaban el señor alcalde y los concejales que le acompañaron hasta el sitio de honor.

Era tan grande el gentío que se aglomeró que resultó difícil el acceso al amplio salón de sesiones, quizás el más bonito de los que poseen los ayuntamientos de la Isla y que lucía más con su espléndida iluminación que completa una artística araña de luces eléctricas.
El público llenó el salón y la antesala contigua y la corporación municipal tomó asiento junto al diputado en la siguiente forma:

Alcalde, don José Ripio.
Primer teniente de alcalde, don Pedro Puig.
Concejales, don Miguel Villalonga, don José Sbert, don Jaime ¿? don Domingo Sirvent y don Ramón Teixas.
Secretario, don Juan N. Quevedo.

El señor Ripoll, en nombre de sus compañeros de consistorio y de los vecinos de la villa, dio la bienvenida al doctor Llansó congratulándose de que la Isla pueda contar con un representante tan celoso de sus deberes y que con tanta oportunidad sabe adivinar y concretar el sentir de todos los menorquines y el interés.

Contestó el señor Llanso agradeciendo la salutación y el interés que el Ayuntamiento se ha tomado en apoyar la proposición de ley de descentralización balear que ha presentado en las Cortes. Dijo que sin abdicar ni por un momento de sus convicciones, para trabajar por lo que es ideal común de todos los menorquines, se desprendía de sus ideas políticas y rogaba a todos que le imitasen, para bien de los intereses de Menorca.

El público le interrumpió varias veces con muestras de aprobación y el señor alcalde en nombre de todos. Terminada la recepción pasaron a visitar algunas dependencias del magnífico edificio que honra al pueblo que con su buena administración y con su entusiasmo ha sabido levantarlo.

Al salir de las Casas consistoriales, el publico que se aglomeraba junto a la puerta formó calle hasta el carruaje que ocupó el doctor Llansó despidiéndole con nuevas muestras de entusiasmo.

No puede ser más halagüeño el resultado de la visita hecha a Sant Lluís y Villa Carlos, pues ambos pueblos han revitalizado en mostrar su identificación con el proyecto del digno diputado.

La prensa, "Bien Público", "La Voz de Menorca", panfletos entre ellos las acostumbradas " gloses" que corrían de voz en voz, todos "s'omplien sa boca" de la fatal actuación del alcalde "es de sa llenya", con sus maneras, faltas de diplomacia y de saber estar frente el consistorio, lo titularon, "Escándalo en el ayuntamiento":

En la sesión de la Corporación Municipal se promovieron diversos incidentes, sobre todo al tratarse de la suspensión de empleo y sueldo y de la formación de expediente al guardia municipal don Francisco Bagur.

Algunos concejales acusaron al alcalde de parcialidad en este asunto y de poca consideración al Ayuntamiento.

El alcalde, el señor Bals, apurado y sin saber como defenderse, suspendió inopinadamente la sesión sin querer dar explicaciones. Poco después y en el mismo salón de sesiones se promovió un grave alboroto en el que intervinieron algunos concejales y poco faltó para que el público invadiera los estrados y se armara una zapatiesta que hubiera tenido fatales consecuencias.

Afortunadamente se impuso el buen sentido, pero así y todo nunca habíamos presenciado escándalo semejante. Mientras ocurría todo esto, el señor alcalde que con su falta de tacto puede considerarse que fue quien ocasionó el conflicto, reía con risa inconsciente, como si no fuera allí la primera autoridad y por tanto quien estaba más obligado a la seriedad y cordura.

Si el señor Bals no comprende todavía la determinación que debe tomar deben intervenir las autoridades superiores y aconsejar al alcalde que deje un cargo que resulta superior a sus fuerzas (sic).

Con el presente artículo he llegado a la docena. Doce semanas dedicadas al alcalde republicano D. Francisco Bals Pons y con la misma, de momento, he decidido dejar de continuar con los dimes y diretes de republicanos y monárquicos o viceversa, ambos se merecen mi consideración. Por supuesto que quedan infinidad de datos por descifrar, entre ellos la inauguración del Árbol, el famoso canto del Árbol Santo como llamaron nuestros mayores, allí en el mismo campo conocido por Bellavista, desde donde se divisaba el mar y el molino que los mahoneses no supimos conservar. Donde escuché en mi infancia y juventud el rodar de las norias, Sa des Pobres, uniéndose sus tancas con las lindantes de la carretera de Es Castell. Campos que los chiquillos de mi barriada, recorríamos, principalmente los muchachos con sus guerras de "codols".Aquí queda pendiente de continuar en otro momento, tal vez con el inicio del invierno, de momento deseo escribir algo más fresco, más delicioso en las fechas estivales que se están acercando.
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margarita.caules@gmail.com