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El calor del verano es entorno propicio para aquel tipo de ocio que deja en mínima la actividad de las glándulas sudoríparas. Además de los videojuegos, que poco o nada ofrecen para comentar, la lectura y la televisión me han brindado dos agradables sorpresas en mi primer tramo de vacaciones estivales. En primer lugar, Albert Camus, "El primer hombre" y "La peste". La segunda es una novela muy próxima al ensayo, un retrato de la condición humana en situaciones complicadas. El Nobel con sangre menorquina describe como ante el drama, ante la tragedia, el hombre sabe sacar lo mejor de sí mismo para ser generoso y solidario, mientras la autoridad competente cierra filas y se parapeta en las estadísticas, con medidas que afrontan el problema desde la abstracción sin tener en cuenta que en cada unidad afectada está un rostro, una familia, un carácter, una persona. Mi segundo descubrimiento ha sido "The Big Band Theory", delirante serie emitida por la TNT que roza el surrealismo, con un grupo de jóvenes científicos entre los que destaca Sheldon Lee Cooper, inadaptado social brillante, sin ningún tipo de empatía ni habilidad social, egoísta, manipulador. Sheldon es irreal por exagerado, un personaje más propio de los mercados que nos están martirizando que del castigado Orán que describe un Camus cuyo mensaje no ha perdido vigencia con los años, un síntoma evidente de grandeza.