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Era previsible, quien más quien menos sabía que el Gobierno, obligado por Bruselas o por Berlín, se vería abocado a tomar medidas drásticas para intentar reactivar la maltrecha economía española; a Rajoy y a su equipo no le quedaba otra alternativa que coger las tijeras y recortar lo habido y por haber, pero ¿han sido acertados todos estos recortes?

Para mí la respuesta es obvia, no, no lo han sido, porque se ha tomado una dirección equivocada, la más cómoda, la más fácil, en vez de utilizar el bisturí e ir directamente al foco de la infección y seccionar lo podrido, demostrando con ello su capacidad de análisis y su decidida voluntad de corregir, con la máxima firmeza exigible, aquellos errores del pasado que han provocado éste inquietante presente y, de esta forma generar un necesario clima de confianza.

Hoy en España, con tantos recortes y congelaciones, la clase media está en vías de desaparición. Hoy el nuestro vuelve a ser un país con dos velocidades, con dos capas sociales, la que integran los bendecidos por "don dinero" y la de los parias, a los que se nos concede el privilegio de la indignación activa o de la aceptación silenciosa.

Nuevamente los funcionarios han sido los más perjudicados; con Aznar en la Moncloa se les congeló el sueldo, luego llegaron los recortes y ahora han visto como se suprimía la paga extra de Navidad.

Debo afirmar y reconocer, con conocimiento de causa, que el gasto público entorpece la recuperación de la economía española, pero no por ello hay que dejar a dicho colectivo en "faldaret", porque hay otras formas de reducir gastos y aunque se impone una reforma rigurosa y en profundidad, no puede olvidarse el factor humano y social, algo que en una sociedad moderna, solidaria y enraizada en los valores del Cristianismo tiene o debería tener, una importancia capital.

Recortar sus "prebendas", muchas de ellas consecuencia de los convenios colectivos pactados bajo presión, era una medida previsible y de poco calado, pero dejar a todo un colectivo en la antesala de la UCI es inaceptable; por ello y en un gesto de solidaridad, el único que está en mis manos, desde el próximo viernes vestiré de negro, casi de luto, en apoyo a su silenciosa, sentida y lógica indignación.

La subida del tipo general del IVA, del 18 al 21 por ciento, ignoro si generará empleo; me temo que no y a una Comunidad Autónoma como la nuestra cuya mayor fuente de riqueza proviene del Turismo, dicha medida es una carga de profundidad lanzada a su línea de flotación.

La rebaja del 20 por ciento en las ayudas a patronal, sindicatos y partidos políticos es uno de los recortes más aplaudidos, como lo es el reducir alrededor de un 30% el número de concejales por población, aunque con ello los partidos minoritarios salgan perjudicados; grupos estos que merecen todo mi respeto siempre y cuando propongan y sugieran o se opongan, es decir "Sumen", y no chantajeen con uno o dos concejales al partido al que dan su apoyo, convirtiendo su minoría salida de las urnas, en la fuerza hegemónica del municipio.

Este recorte debería ampliarse al resto de las administraciones, pero el ajuste en la estructura del Estado es, en ésta primera andanada, el gran ausente, aunque el tijeretazo de los liberados, en todas las administraciones, según se afirma y se calcula, reportará 252 millones.

Lo que no es de recibo es que la izquierda, los partidos de la izquierda, hagan frente común con los "indignados"; porque la actual situación "de gran debilidad", en palabras del presidente Rajoy, la provocaron ellos, no en solitario pero si principalmente, porque mientras en otros países de la esfera del euro hacían los deberes y revisaban el entramado bancario, Rodríguez Zapatero y su equipo, estaban "en una conjunción planetaria, astral", olvidándose de que España se hundía, sin dar respuesta a ésta realidad, por desidia, por incapacidad o por falta de iniciativa; y así nos ha ido … si ellos, los que estaban en el poder hubieran adoptado toda una serie de medidas que el propio Almunia desde Bruselas les reclamara, ahora el tratamiento aplicado no hubiera sido tan traumático ni doloroso.

Pero la realidad es la que es, no hay más … del posterior debate del pleno del Congreso sobre las medidas presentadas por el Ejecutivo, destaco y aplaudo el ofrecimiento de Pérez Rubalcaba al presidente del Gobierno, de un "pacto nacional" para generar confianza.

Soy partidario de éste pacto, porque creo que para salir de la crisis España necesita del esfuerzo y del compromiso de todos, de los unos y de los otros … posiblemente opino así porque sigo acordándote de Adolfo Suárez, quien en Torremolinos nos recordó, a quienes estábamos allí, que lo que importa era España, y para mí sigue siéndolo.