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A siete días de la celebración del Foro Menorca Illa del Rei, ante las incógnitas que abre el proceso de reforma de las administraciones públicas, una pregunta importante merece una reflexión, primero, y una respuesta. Si las cuentas de muchos ayuntamientos presentan una situación económica de quiebra, ¿cómo van a mantener los servicios que prestan a los ciudadanos?; ¿van a tener que suprimir algunos?; ¿cuáles? Aunque el debate sobre la reforma está en su fase inicial, el proceso que se ha iniciado es irreversible, sobre todo porque el caos económico de la Administración no es coyuntural, sino que obliga al cambio. Incluso puede asegurarse que éste ya se ha iniciado, con la presentación de los planes de estabilidad, que han dado acceso a los ayuntamientos a créditos con que pagar las deudas a los proveedores. Los equilibrios presupuestarios y de liquidez que deben realizar los gestores municipales no pueden mantenerse por mucho tiempo. Eso significa que habrá que avanzar por el camino de la reforma, que pasa por mancomunar servicios, potenciar consorcios, reduciendo los costes y haciendo que la administración local en la Isla, entendida en su conjunto, mejore en eficiencia. Este objetivo no puede lograrse sin atribuir al Consell el papel protagonista que le toca jugar.