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En otro lugar indiqué el error del BCE de seguir una política monetaria que se basa en las doctrinas de Hayek y del mundo ultraliberal en lugar de hacer frente a la depresión con prácticas de inspiración keynesiana; y el resultado es acentuar el declive económico-social y retrasar de modo indefinido la recuperación en países como España, dando pié al retroceso del estado del bienestar, desmantelando algunas instituciones públicas necesarias e incluso contaminando con su ideología a otras instituciones.

¿Se puede decir que el BCE mantiene la estabilidad del euro aceptando la diversidad de prima de riesgo en países miembros de la eurozona? El cuestionario sería larguísimo. A día de hoy se puede decir que el sistema monetario europeo como era previsible ha sido un fiasco. Los británicos no entraron en dicho sistema porque en economía y política van por delante del resto desde hace mucho tiempo.

Keynes en su General Theory of Employment, Interest and Money (Mac Millan Cambridge University Press, 1936, edición de Royal Economic Society 1973), en el capítulo 14 del libro IV dedicado al tipo de interés (pp. 175-193), como en otros muchos lugares de esta obra, arroja luz para poder valorar la coyuntura monetaria que atraviesa actualmente la Unión Monetaria Europea. Critica a los clásicos (hoy les llamamos neoclásicos) porque estos consideran constante el nivel de ingreso (Renta) y adoptar este supuesto no es compatible con que las variables inversión y ahorro puedan desplazarse independientemente la una de la otra.

Para Keynes el tipo de interés depende de la preferencia por la liquidez y de la oferta monetaria; y la eficacia marginal del capital depende del nivel de ingreso. La inversión dependerá de la relación entre la eficacia marginal del capital y el tipo de interés. El concepto de eficacia marginal del capital aunque es matizable viene a ser la expectativa de rendimiento de las inversiones de capital. Para Keynes la propensión marginal al consumo es relativamente constante y por tanto, también la propensión marginal al ahorro.
Para los clásicos el tipo de interés influye de modo importante en la propensión marginal ahorro. En cambio, en la teoría de Keynes la demanda de inversión y la curva del nivel de ingreso no nos dicen nada del tipo de interés. El tipo de interés hay que calcularlo por otro lado: La preferencia por la liquidez y la oferta monetaria. Para Keynes el motor del empleo y del crecimiento económico está en la demanda efectiva de la inversión. La teoría clásica que sigue el BCE se basa en supuestos irreales, abstractos y no garantiza el empleo para cada nivel de ingreso, variable que considera constante, en una visión kantiana de la competencia perfecta y del pleno empleo a largo plazo.

Según Keynes la preferencia por la liquidez depende de 1) el motivo transacción, es decir, la necesidad de efectivo para las operaciones corriente de cambios personales y de negocios; 2) el motivo precaución, es decir, el deseo de seguridad respecto al futuro equivalente en efectivo de cierta parte de los recursos totales; y 3) el motivo especulación, es decir, el propósito de conseguir ganancias por saber mejor que el mercado lo que el futuro trae consigo.

Lo que nunca aceptaría Keynes, por absurdo, que el motivo especulación para crear empleo e ingreso no solo bloqueara los otros motivos de preferencia por la liquidez, sino que se enterrara en pagar el servicio de la deuda. Esta situación aberrante que hoy ocurre en la eurozona la provoca el BCE, siendo este además por mayor contradicción, el responsable de que se haya llegado a esta aparente carencia de dinero en España, cuando en realidad el BCE es institucionalmente el máximo garante de la estabilidad monetaria.

Al final del capítulo XV de la obra mencionada, Keynes fundándose en la teoría cuantitativa del dinero, que reformula ligeramente, imputa a la oferta monetaria el crecimiento del empleo y del crecimiento económico (p. 209). ¿Por qué el máximo empeño del BCE en reducir con tanta premura de tiempo el déficit presupuestario de España, exigiendo una capacidad de ahorro devastadora para los españoles además de inalcanzable? Aquí si los alemanes imponen sospechosamente un objetivo a cortísimo plazo, a diferencia de los objetivos de empleo y crecimiento de la renta, indefinidos en el tiempo para el BCE.