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Menorca cuenta con una riqueza arqueológica de primer orden. De hecho, el conjunto de monumentos prehistóricos aspira a ser declarado Patrimonio de la Humanidad. En los últimos años se ha avanzado en la investigación y conservación de los yacimientos, aunque todavía queda bastante camino por recorrer. También se han endurecido las infracciones y se han promovido campañas de información, tanto para los residentes como visitantes, destacando la necesidad de respetar estos bienes culturales. Por ello, la destrucción de varios elementos del poblado talayótico de So na Parets Vives es un caso, que de confirmarse en todos sus extremos, debe ser sancionado. El Consell ha actuado correctamente abriendo un expediente, reuniéndose con el promotor al que se le atribuyen los hechos y dando un margen a la presunción de inocencia. Lo criticable de este proceso es la lentitud con la que se ha actuado. Los trámites se han alargado casi ocho meses desde que el 14 de enero de este año se realizara una inspección sobre el terreno.

La preservación del impresionante legado histórico obliga a las distintas administraciones a ser muy estrictas y vigilantes para impedir que se produzcan casos como el denunciado.