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E n una reciente entrevista en el diario "El País" George Soros se declara muy, pero que muy pesimista sobre el futuro del euro. Sabe de lo que habla, además de ser el vigésimo primer hombre más rico del mundo y presidente de fondos de inversión, es aficionado a la filosofía y al pensamiento económico.

Soros, especulador pero también filántropo, explica que los mercados financieros han podido forzar la quiebra de algunos países del euro, algo que nunca pasa si uno se endeuda en su propia moneda.

Quienes dicen que los mercados no son democráticos tienen más razón que un santo pero si alguien necesita pedir dinero son los prestatarios quienes ponen las condiciones. Por internet corre el dato, repetido viralmente y difundido por el exdirector de "Le Monde Diplomatique" Ignacio Ramonet, de que cada año los mercados mueven 3.450 billones de euros, frente a los 45 billones que supone el PIB mundial y producen, por lo tanto, 76 veces lo que genera la economía real. Sea verdad el dato o exageración, los acreedores tienen el mando.

Soros concluye señalando que la única solución para el euro es que Alemania sea más generosa y no contribuya por tercera vez a la catástrofe de Europa.