Lali, a la izquierda, y su hermana Mita sacando agua de la cisterna de su casa.

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El estar nuestras familias embrancades era motivo de que con frecuencia coincidiéramos, principalmente los domingos de invierno en el café de Baixamar El Rosales. Ella como sobrina de Catalina Gomila, esposa de mi tío Francisco Valverde, cabalcanti. Recuerdos imborrables de bodas, bautizos, comuniones, cuando las familias se unían en sus propios hogares para celebrar aquella clase de festejos, en que todos cabían, inclusive els fills de cosins. Algo impensable en este nuevo siglo, en que los precios están por las nubes, y los lazos familiares poco a poco se han ido deshaciendo.

Lali vive en Barcelona y a pesar de venir con frecuencia a Mahón, llevábamos años sin coincidir. Nuestros respectivos tíos fallecieron, pasó el tiempo, si bien supe de ella por mediación de nuestra prima Lola Valverde Gomila. Nos encontrábamos distanciadas.

Gracias a la entrevista que realicé a Antonio Sabino y al correo electrónico, de nuevo nos hemos encontrado. Es para mí un auténtico placer entrevistarla.

Eulalia Pons Gomila fue uno más de los eslabones del grupo de María del Pilar Escandell. Ello me ha despertado el que vayan apareciendo cuantos se encontraron junto a ella. Me es imposible citarlos a todos, después de confeccionada una lista feta deveres i de corrents, es larguísima, a buen seguro me faltan muchos, algo que no deseo suceda, ya que todos fueron importantísimos en aquel momento, Aquí una vez más debo agradecer la inquietud de Tortosa, Margarita Pons, Pito Costa y cuantos nos representaron presentes en portadas de discos y pósters, que son muchos y merecen mi aprecio.

En el prólogo del libro "El Folklore Musical de Menorca" de Deseado Mercadal, mi admirado y siempre recordado Don Guillermo de Olives Pons hacía referencia a que gracias a la fundación del Ateneo Científico Literario y Artístico nuestro llamado folklore se había conservado con la valiosa aportación recogida por el doctor Franceses d'Albranca en 1906. Hoy podríamos añadir que los menorquines de nuestras poblaciones también contribuyeron y continúan en ello. La lista es interminable.

Eulalia Pons Gomila, conocida por todos como na Lali de cas Ferrer de sa Raval, nieta por línea paterna de uno de los muchos herreros con que contó nuestra ciudad. Cerrajería ubicada frente a la antigua iglesia de san Antonio.

Recuerdo haber escuchado multitud de veces, que los mejores del oficio "des cap de ponent" de Mahón fueron operarios de Ca'n Marc. Oficio que aprendió y continuó con el mismo su hijo Victoriano, que se casó con una de las mujeres más guapas de aquel tiempo de Mercadal, Margarita Gomila Salom. Tuvieron dos hijas, María y Eulalia. El matrimonio vivía en el primer piso del taller, escuchando de buena mañana el sonoro repiquetear del martillo sobre el yunque.

Lali, la pequeña de la familia, fue una niña dulce, molt mona, que creció con el cariño de los suyos y la hermana de su padre Anna Pons Bagur , que vivía con ellos. Al igual que su abuela materna.

Se trataba de una de estas familias muy conocidas en aquel Mahón. Margarita sa mare de na Lali, mujer exquisita, de muy buen gusto, ayudó mucho al grupo de folkloristas, cosiendo, preparando atavios y detalles a la hora de tener que fotografiar a los participantes. Pilar Escandell n'esteia alabada. A pesar de que su oficio era el de callista.

- ¿Dónde fuiste al colegio?

- Mis primeros años fui alumna de la Graduada, allí me enseñó a leer Dª. Anita. A esta maestra le regalaba cada invierno un ramo de mimosa. Mi madre cortaba las ramas amarillas de un árbol que aún que plantado en casa de nuestros vecinos los Hernández (Dº. Juan y Dª. Dulce) le había dado por crecer en nuestro patio. Pasé luego a la escuela Virgen de Gracia en la calle de San José. Tengo muchos recuerdos de aquel tiempo, pero el más vivo para Quetglas, que me motivó a estudiar.

- ¿Cómo nació en ti, lo del folklore?

Antes de ir al Instituto empecé con los bailes, iba con mis padres al Orfeón. A los nueve años aprendí los primeros pasos de la Jota des Mercadal. Me lo enseñó mi abuela n'Eulàlia Salom, Na Xicota, en el patio de mi casa.

Años más tarde cuando empecé a actuar con el grupo folklórico, a ella no le gustaba en absoluto como lo hacíamos. Decía que los bailes menorquines no se debían bailar así.

En su época las chicas casi no saltaban, debían mirar al suelo y nunca a la pareja. Nosotros como es lógico lo hacíamos a nuestra manera.

Lali, si me permites, añadiré que tal cual opinaba una vecina de Ferreries que al veros actuar, siempre añadía… açò no s'havia ballat mai axí. Las mujeres jamás se hubieran atrevido a mirar al bailador y mucho menos dar estos brincos. Cada vez que observo a los ibicencos me acuerdo de ella. Tal como era la compostura de las mujeres. Aún después de la guerra los mayores hablaban de "ses joves que aguanten sa mirada als homos", siempre fueron mal vistas, sinónimo de descaradas. A buen seguro tu abuela tenía razón.

- Poco tiempo después, me enseñó a bailar Dª. Manolita, una vecina andaluza que había sido bailarina en su juventud. Iba a su casa con dos amigas, Marga y Magda.

¿Cuándo te incorporaste al Orfeón Mahonés?

Recién cumplidos los once años y allí conocí a María del Pilar Escandell, que poco después sería mi profesora de Educación Física en el Instituto, que estaba ubicado en el convento de San Francisco. Cuando en tercer curso nos trasladaron al nuevo edificio tuve un gran disgusto.

María acabó de enseñarme a bailar las danzas menorquinas y a tocar las castañuelas de otra manera. Dª. Manolita me había enseñado a repicar con los dedos y a llevarlas sujetas al dedo pulgar, como en Andalucía. En Menorca las colocamos en el anular y el corazón, la posición de las manos es distinta y las castañuelas mucho más pequeñas.

-¿Conservas alguna grabación?

-Creo recordar que debió ser en el año 1965 que se grabó un disco, donde precisamente jo tocava ses castanyoles.

Durante todos los años que estudié el bachillerato (eran seis años más el preuniversitario), compaginé el Instituto con el Orfeón Mahonés, con los Coros y Danzas, con el grupo de Escandell y bailando por mi cuenta, como fue el caso que Deseado Mercadal arregló una zarzuela en su obra "Melodía Bohemia" para que yo la montase.

Aquí nos despedimos, infinidad de datos de vestimenta y anécdotas quedan para la próxima semana. Hasta luego Lali, gracias.
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Margarita.caules@gmail.com