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Es habitual entre algunos dirigentes, sobre todo del PP, reclamar el desdoblamiento de la carretera general en cuanto ocurre algo que perturba su óptimo funcionamiento. Bien es cierto que los populares se han mostrado siempre favorables a esta medida, por lo que no les falla la coherencia, pero también es cierto que incurren en el error de intentar abordar las cosas en caliente, cuando se ha producido alguna situación más o menos dramática. El alcalde de Ciutadella ahora además pone prisa a la hora de reclamar intervenciones contundentes, cuando el asunto invita a la reflexión. Abordar vías de emergencia, desdoblamientos y otras costosas infraestructuras merece analizar antes cuántas veces en los últimos diez años se ha quedado cortada la carretera general, cuántas horas de cierre se acumulan en todos estos casos y qué aportaría en estas situaciones tener una carretera más ancha, un paso alternativo o incluso un puente hidráulico. No es lícito utilizar dos horas de cierre de la carretera general por un incendio para levantar de nuevo banderas recurrentes, para ganarse el aplauso de vecinos y afiliados. Hablar de aislamiento con mayúsculas, por un retraso esporádico de una duración corriente en otros medios de transporte como el avión, parece algo exagerado. El tema merece sangre fría, estudiar situaciones hipotéticas y la probabilidad de que se produzcan, aparcando por un momento posturas preconcebidas y réditos a corto plazo.