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El pasado mes de agosto, el economista Juan Hernández Andreu escribía en este mismo periódico un artículo en el que afirmaba de forma contundente que "la Isla cuenta con un instrumento potencial para su recuperación que debería ponerse urgentemente en marcha: El Parc Bit. Este vivero de empresas podría reactivar la tradición menorquina de creatividad empresarial; facilitar el progreso de los jóvenes con vocación emprendedora con alta elasticidad; y elevar renta y empleo en Menorca". Su reflexión es compartida de forma generalizada por las patronales empresariales e instituciones públicas menorquinas. Por ello no es de extrañar el malestar que se ha generado ante la enésima declaración del Govern de que no es una actuación prioritaria "porque se deben pagar facturas pendientes". La alcaldesa de Alaior, Misericordia Sugrañes, declaraba el martes que el Ejecutivo de Bauzá debe ser sensible a la "imperiosa necesidad" de abrir vías de diversificación económica. En este caso, hay que dejar de lado las batallas políticas y reclamar conjuntamente que el proyecto sea una realidad. De retrasarse más la inversión, supondrá un nuevo agravio para Menorca.