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El nuevo curso en la Escola d'Adults Joan Mir i Mir de Maó se iniciará con un descenso de matrícula del 18 por ciento que se suma al experimentado el año pasado de un 25 por ciento. Esta pérdida de interés por la formación se explica por varios factores: los parados que antes recurrían a la formación con la esperanza de encontrar trabajo, siguen en el paro y están desanimados; las exigencias de conocimiento del catalán se han modificado y la matrícula ha descendido; y muchas personas no disponen de recursos económicos para abonar el coste de las matrículas. En los primeros años de la crisis se valoró como uno de sus pocos efectos positivos que devolvía a las aulas a quienes habían abandonado la formación académica de forma precipitada y además motivaba a muchas personas a mejorar sus capacidades. Ahora, con la incidencia añadida de las polémicas continuas sobre las condiciones, la inversión y la oferta educativas, se constata la desilusión y podemos caer en lo que advertía Juan Antonio Marina, que "la educación no interesa a nadie" ni es una de las preocupaciones de los ciudadanos, según las encuestas del CIS. La pérdida de interés por formarse, por adquirir mejores capacidades, puede ser uno más de los obstáculos para salir fortalecidos y sobre todo antes de esta crisis.