Malas sombras

Vaya por Dios, ya tenemos un nuevo famosillo chupando cámara y siendo portada en revistas y demás medios de comunicación. El tal Juan Manuel, el estudiante más que teórico práctico en la fabricación de explosivos y que estaba hasta el gorro de facultad, ha pasado de ser un ratoncillo de terrorífico laboratorio a un tipejo conocido. Y es que esa moda tan americana y de otros lares de emular al franco tirador que luego, por esas extrañas circunstancias de la vida, los peritos en la matera dictaminan que el pobrecillo lo que pasa es que estaba medio chalado, que la sociedad no lo comprendía y que todos estaban equivocados menos el, claro, lo que hace es dar alas a los que tienen el dedo flojo, en forma de gatillo y el armario lleno de petardazos nada falleros. Pero como no se puede pagar su propia publicidad porque es de pago y además duda de su éxito, se cuelga el tipo en la red y a esperar que la gloria llame a su puerta. Yo que quieren que les diga, puestos a recordar prefiero quedarme con la celebración de los 50 años de Bond y los Beatles, donde se mata de ficción, cómodamente sentado, donde ves venir al malo entre chucherías y palomitas y con una música, la de los de Liverpool, que al menos fueron y siguen siendo capaces de pintarte en el alma un submarino de color amarillo, que se ve a mil leguas para ir de guerras y pegar tiros, es cierto, pero que no hay quien lo hunda.