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El primer informe que realiza el Cercle d'Economia de Mallorca sobre la calidad democrática en Balears, que publicamos en nuestra edición de hoy, ofrece unas conclusiones preocupantes y que han de motivar una seria reflexión sobre la necesidad de regenerar las instituciones y otros pilares que sustentan el actual régimen político y social. El suspenso prácticamente generalizado que otorgan al sistema las 180 personas seleccionadas, por su representatividad social en influencia en diferentes sectores, para elaborar el documento dibujan un panorama desolador. La peor valoración se la llevan los partidos, con una estructura "arcaica y endogámica" y la gestión del gobierno, lo que a la postre es uno de los principales factores a los que se atribuyen las culpas y responsabilidades de la situación en la que nos encontramos. El diagnóstico coincide con otros estudios sociológicos, por lo que de hecho no puede considerarse como una sorpresa.

Lo que se precisa ahora son soluciones, que evidentemente pasan por una reestructuración de un modelo que la sociedad percibe como agotado y que dificulta la salida no solamente a la crisis económica sino también de valores e identidad. Ha llegado el momento de asumir la urgencia de un cambio para restablecer la calidad democrática.