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Cada día recuerdo, y me acuerdo, del drama personal que pasan miles de mujeres ante la noticia aplastante que reciben y tras la cual su vida cambiará de un plumazo.

Yo soy una de esas tantas mujeres que han pasado por un bisturí certero que ha logrado salvarle la vida a costa de una cicatriz que se hunde más allá de la piel, una cicatriz que toca en lo más profundo de los sentimientos de una mujer.

La vida parece que se nos escapa justo por la fuente de la misma vida: el pecho, la mama.

La Asociación Española contra el Cáncer nos informa de que en España una de cada ocho mujeres padece cáncer de mama. En Menorca, el Hospital Mateu Orfila contabilizó treinta y nueve casos nuevos en el 2011.

Posiblemente, como decía mi buen amigo el doctor José Baselga, hoy en día el número uno mundial en el estudio y tratamiento del cáncer de mama, jefe de Oncología del Hospital de Massachussets, este cáncer tenga algo que ver con el alto nivel de vida. Se refería a que se observa que en las sociedades, cuanto más avanzadas son, cuando la renta per cápita es más alta, más incidencia tiene este tipo de tumor maligno. ¿Podría ser directamente proporcional el desarrollo social con la inclusión de factores negativos que inciden en el cáncer y especialmente en el de mama?

Baselga nos anima: "En este momento todas las ciencias duras, como la ingeniería, la física, las matemáticas… están entrando en la investigación del cáncer. Hay una auténtica revolución tecnológica, tendremos unas plataformas para estudiar los fenómenos biológicos que nunca habríamos soñado. En los últimos 40 años se ha avanzado más en cáncer que en toda la historia anterior y en los próximos 20 años va a ser mucho mayor. Por tanto, no puedo dejar de ser optimista. En nuestro entorno parece que el optimismo esté penalizado y está bien ser negativo. Pues no, hay que ser optimista".

Se habla de la alimentación, del estrés, de si se han tenido hijos o no, de la lactancia, de la edad en la que la mujer afectada tuvo su primera regla, la edad en la que tiene la última, motivos ambientales, genéticos… pero la verdad es que lo único constatable es que este cáncer es cruel con la mujer y que cada día nos invade más.

La buena noticia es que la esperanza de vida es mayor ¡mucho mayor! Se alcanza el 95 por ciento de la curación. Los tratamientos, en general, son menos agresivos, el conocimiento médico y científico es mayor e incluso se habla de los avances como "la tercera revolución".

¿Y la sensibilidad social? En la actualidad el termómetro marca un buen nivel si atendemos a los mensajes que recorren las redes sociales, a los lazos rosas e incluso a algún que otro producto que quizá abandera su propaganda con el oportunismo de la sensibilidad. Lo que más ha ayudado, sin ninguna duda, es la valentía de aquellas mujeres que empezaron a hablar de la enfermedad. Mujeres valientes como han sido el primer grupo de 15 mujeres menorquinas que en el año 2000 se asociaban bajo el nombre de ALBA.

Aquellas mujeres no solo fueron valientes, sino que antepusieron la necesidad de ayudar a la sociedad a abrir los ojos y se convirtieron en Venus desnudas en el semanal del diario "La Vanguardia" de 14 de julio de 2001.

A ellas, y en especial a Rosbita, quiero agradecer hoy, 12 años después, el gran apoyo que recibí. Nadie puede saber la cantidad de hilos emocionales que se mueven ante esta cruenta circunstancia, el profundo miedo, el gran dolor, la incerteza, la duda, la inestabilidad emocional, la sensación de pérdida de identidad e incluso la vergüenza.

Recordar hoy a estas personas afectadas del cáncer de mama, por un lado ayuda a que se siga apoyando la investigación y por otro, para mi incluso más importante, que las propias afectadas acepten el camino que les ha tocado recorrer y que se superen situaciones tremendas que se han venido dando históricamente como han sido ocultar la enfermedad hasta que lo obvio era tan obvio que ya resultaba tarde. O que mujeres jóvenes, cada vez más jóvenes, que están afectadas, no renuncien a su vida personal, sentimental y sexual.

Hoy en día es más fácil que personas conocidas como Luz Casal, María Teresa Campos, Encarna Salazar (Azúcar Moreno), Terelu Campos, Kyle Minogue, María San Gil, Olivia Newton John, Jaclyn Smith y Kate Jackson (dos de las tres famosas ángeles de Charlie), la extenista Martina Navratilova o la propia Esperanza Aguirre tengan la valentía de hacer pública su enfermedad.

Por otra parte, y desgraciadamente, este cáncer ha dejado de ser patrimonio femenino. Cada día se dan más casos en varones. ¿Por qué? ¿Cuál es la causa?... sigamos apoyando a la investigación y a la ciencia y sobre todo sigamos siendo activamente solidarios.