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Durante años la política de bajos impuestos sobre el capital, la moderación salarial y las grandes facilidades a los capitales para que pudieran actuar a su antojo se consideraban la clave del éxito de Irlanda y así mismo que debía ser lo que debería hacer cualquier otra economía de entonces. Claro que se estaba hablando de un éxito que solo se medía por el incremento vertiginoso del PIB , pero no por la disminución de las desigualdades de los estándares de bienestar del país respeto a la media europea.

Los gobiernos conservadores facilitaban la actividad de los bancos que se dispusieron a crear deuda y a financiar la actividad especulativa sin freno sin que ni a uno ni a otro preocupara la generación de burbujas inmobiliarias o la escasa base real del crecimiento que se generaba . En realidad lo que estaba haciendo Irlanda no era otra cosa que aplicar, como alumno aventajado, la política de ajuste estructural que el Fondo Monetario Internacional había propuesto desde hacía años para favorecer el incremento de las rentas del capital.

Por eso no fue ni mucho menos una casualidad que el alumno europeo que las aplicó con mayor fidelidad fuera precisamente el primero que entró en recesión en 2008, cuando se desencadenó la crisis de las hipotecas basura. Como tampoco es casual que la economía que primero aplicó los planes de austeridad como respuesta frente a la crisis fuera la que primero aplicó planes de austeridad como respuesta frente a la crisis, fuera la que primero sufrió los latigazos de tales medidas.

Aunque ahora muy pocos lo recuerdan, Irlanda aprobó antes que nadie el gran programa de austeridad y recortes que proponen los economistas liberales para salir de la crisis: reducción de hasta el 20% en los sueldos de los funcionarios y un 10% en las prestaciones sociales, además de hacer lo mismo en un buen número de programas de gasto público y social. Aunque, eso sí, poniendo al mismo tiempo a disposición de bancos quebrados docenas de miles de millones de euros.

Cuando tomó estas medidas, de nuevo el caso irlandés fue puesto como ejemplo para los demás. Los medios de comunicación, la Comisión Europea y, por supuesto, una vez más el Fondo Monetario Internacional alabaron su política de austeridad y recortes frente a la crisis .