TW
0

Con la que está cayendo y solo nos faltaba ahora preocuparnos por las pestañas de Natalie Portman, de una longitud que roza lo sobrenatural en un anuncio de rímel, gracias una vez más a los milagros del Photoshop; un exceso, por otro lado, seguro innecesario para realzar la mirada de la actriz de "Cisne negro".

Lo cierto es que no se trata de un asunto trivial, ya que las grandes marcas de cosmética están en guerra, controlando los usos y abusos que su competencia hace de la aplicación informática en las campañas publicitarias, y ya se sabe, la ilusión humana, bien sea por unas pestañas kilométricas, un abdomen tonificado, un pelo que renace de la calvicie y, en resumen, por la eterna juventud, es la fuerza que mueve un negocio multimillonario.

Esta vez ha sido un gigante como Dior el que ha visto su anuncio prohibido en el Reino Unido por inducir a error a las consumidoras, previa queja de otro peso pesado del sector, L'Oreal, que ya tuvo que retirar su publicidad de una crema antiarrugas en ese mismo país por 'planchar' demasiado la cara de la protagonista.

Creo que debería cundir el ejemplo británico y que se pusiera coto a una práctica que se extiende más allá de la industria de la moda, el cine o la cosmética y se practica con todo tipo de personajes y en publicaciones diversas hasta límites ridículos y artificiales.

Una cosa es realzar las bondades de un producto y otra es practicar la publicidad engañosa y creer que el público o el potencial cliente son tontos.