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Está resultando muy complicado dar pasos hacia adelante en la lucha que el sector turístico de la Isla lleva a cabo con el objetivo de buscar fórmulas para desestacionalizar la actividad. Por este motivo, cualquier paso atrás en este sentido se convierte en un contratiempo, en una zancadilla para los valientes que abren sus hoteles y restaurantes en invierno pese a las bajas expectativas. El turismo senior, el del IMSERSO, se ha consolidado en los últimos años como un modo, quizá poco rentable pero eficaz, de mantener al menos las constantes vitales del sector económico más potente de la Isla cuando el sol ya no aprieta. Por eso merece un respeto por parte de las administraciones públicas. El recorte aplicado en el presupuesto de este año, el constante problema del transporte aéreo y la demora tanto en la confirmación de la continuidad del programa como en la comercialización de las plazas no solo han reducido a mínimos bajísimos la oferta de plazas del IMSERSO para noviembre y diciembre, sino que además ponen en peligro la propia presencia de Menorca dentro de este programa social. Con las cosas de comer no se juega. Al menos parece ser que hay propósito de enmienda. El Consell y ASHOME deben mantener la vigilancia y ser exigentes al respecto.