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El estado del bienestar se mide principalmente por la calidad de los servicios sanitarios y asistenciales. La constatación de que las medidas de austeridad perjudican a un sistema que hasta ahora ha sido un modelo muy bien valorado, es una conclusión evidente. El presupuesto de personal del IB-Salut en Menorca se reduce el próximo año en 1,6 millones de euros y pasa a 43,5 millones. El esfuerzo adicional que todos los trabajadores públicos y privados deben realizar en este momento de recesión tiene un límite y parece alcanzarse ya. El incremento de las listas de espera, la eliminación de pruebas de diagnóstico, la presión sobre Urgencias, la sustitución de algunos médicos, la inestabilidad de las plantillas, la reducción de horarios de centros de salud, son situaciones que afectan a la calidad asistencial. Es evidente que los equilibrios entre costes y servicios que pretende realizar el nuevo conseller no son fáciles. Lo que sí es imprescindible es que escuche a los profesionales, que conocen muy bien en qué se puede reducir el gasto y, con su ayuda se puede optimizar la gestión para ahorrar y no perder una calidad de servicio, ahora en peligro, si predominan los criterios de las políticas de austeridad.