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El pasado domingo día 25 de noviembre se produjo en Barcelona un movimiento sísmico de grandísimo calado político-social que algunos han calificado como de grado 8 en la escala Richter. La primera sacudida se produjo exactamente a las 8 y un segundo de la tarde cuando la televisión nacional de aquella nacionalidad, TV3, aventuró una encuesta sobre los resultados de las elecciones catalanas que se habían celebrado durante todo aquel día. Y "¡Oh, Déu meu¡" la sorpresa fue terrible. Shocks, desmayos, biorritmos alterados, presiones sanguíneas disparadas, toses revenidas, corazones encogidos, "mal de capades" repentinas, taquicardias, etc. Las expectativas (inducidas)….¡no se cumplían¡ "¿Però com és possible?" Todos los pronósticos habían fallado. Tantas subvenciones para eso.

Inmediatamente, sin piedad, la incredulidad se convirtió en tormento. Muchos no podían creerse que "la voluntat d' un poble", la real, hubiese pervertido aquellas expectativas creadas y alentadas por todo un "humus" compuesto por la presión mediática y la autosuficiencia de algunos. Y comenzó a transcurrir el tiempo, tic-tac, tic-tac, tic-tac…., y a cada nuevo movimiento sísmico de la pantalla aumentaba aquel insufrible martirio. La amplitud de onda de aquel fenómeno alcanzaba los más recónditos rincones de la sociedad catalana. Pilar Rahola aullaba, Durán pensaba en Lleida y los Pujol, esos piadosos suizos peseteros, rezaban en silencio. En la redacción de "La Vanguardia", y mientras su presidente abrillantaba apresuradamente la medalla de Grande de España, su director, un aguerrido defensor de lo indefendible, se procuraba una antorcha para poder inmolarse a lo bonzo. En la sala de redacción, el forofo Jordi Barbeta, un distorsionador de realidades, se quitó las gafas para no ver lo que veía y comenzó a darle al coñac. Enric Juliana se disfrazó de italiano y, camuflado detrás de las páginas de "La Stampa", diseñaba el próximo artículo, ahora ya sobre Garibaldi (unificador de Italia).

En ambientes burgueses de la ciudad pensaron en llamar a los servicios funerarios pero el presupuesto era demasiado alto y acordaron esperar a las rebajas que, seguro, llegarían pronto. En los cuarteles de invierno del Paseo de Gracia convergían los incrédulos que, con la calavera en la mano, se inspiraban en Hamlet: ¿cómo el pueblo nos ha dado la "esquena"? Ya no podremos tener voluntad propia, dependeremos de otros. Lloros y llantos. Autoflagelaciones. Gritos rabiosos de ¡desagradecidos! Negocios frustrados. Impunidades en duda..... La Pasión de Olesa en noviembre.

Me mojo. Artur Mas es un cadáver político. No durará mucho más de pie. Los forenses ya preparan la mesa. Quiso ir a por lana y salió trasquilado. Jugó y perdió. El final de la épica. "Moisés no more". Pero hay que entenderle; Cataluña está quebrada (construir una nación es demasiado caro) y la Generalitat ni tan solo puede pagar los bonos patrióticos. Tienen 850.000 parados sin posibilidad de encontrar empleo. Una deuda descomunal, servicios en descomposición y dependen de Madrid para poder pagar los sueldos y la luz. Su solución: magnificar la 'mani' de septiembre, el "dret a decidir", "les estructures d' Estat", "la majoria excepcional", i tutti quanti ha fracasado.… Todo ha ido demasiado lejos y nada ha servido. Fiasco.

Mas intentará ser el prisionero de Esquerra Republicana para salvarse, pero "don dinero" no le dejará. Tampoco podrá asociarse con el PSOE o con el PP porque es la hora de la venganza. Le leerán la Biblia. Ojo por ojo y diente por diente. En su coalición le recordarán el póster mesiánico y le bajarán del Sinaí. Se verá forzado a dimitir y otro convergente ocupará su cama, es decir su lugar. Será el que pactará con el PP o con los socialistas que sobrevivan al "Watergate" de Sabadell. La escala Richter ha hablado. Game over.

Nota
El próximo martes día 4 de diciembre se presenta en Mahón la Fundación del Círculo Balear. Su presidente Jorge Campos dará una conferencia a las 8 de la tarde en el salón de Plenos del Ayuntamiento sobre "Bilingüismo en libertad en Menorca".