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Me voy a la cama, con la jaculatoria del Dios me acuesto, levantándome con el Ángel de la Guarda. Es posible que no esté de moda, en estos años que las madres tenían tanto trabajo fuera de su hogar que el estrés las superaba, ni tiempo para rezar, ni tan siquiera preparar una buena cena. Al decir -buena- no me refiero a platos lujosos, sencillamente un plato de caldo de pollo, con fideos y su muslo, una ensalada y un flan al estilo de la abuela. Todo ello preparado en casa. Por el contrario las setentonas tuvimos la suerte que nuestras madres nos enseñaran a persignar, rezar a la Virgen y ofrecerle bellas jaculatorias, aprendidas con tanto amor que jamás se podrán olvidar. La prueba es patente, conozco a mayores que a pesar de padecer del temido alzheimer, continúan con ellas.

Íbamos hablando de la infancia, de los postres caseros, menjar blanc, arroz con leche, de los tazones de leche y las sopas para aprovechar el pan duro, todo se aprovechaba, no se desperdiciaba ni un mendrugo. Pan tostado a tajadas, pan rallado, tacos fritos para los purés, rebozado al estilo sopas de partera, como soporte a huevos fritos.

Involuntariamente dejaba los púdings de pan duro, remojado con leche y la nata de la misma, un sobre de flan Potax, pasas de corinto, azúcar, uno o dos huevos, un sobre de levadura en polvo, una ralladura de limón, de tener requesón mucho mejor, de lo contrario, paciencia, de ahí que una vecina de esta servidora, de faltar es brossat le llamaba, un engana móns.

Las madres de antaño , que por no disponer, ni tan siquiera tenían las peligrosas Visas, las que han generado tantos conflictos, sobrevivían gracias a la confianza que les ofrecían la panadería, la tienda de ultramarinos. En el cuaderno de cuentas de la casa, una página con su nombre y el total de la compra realizado junto a la fecha, que al disponer del jornal del esposo irían liquidando. A ellas, se les habría podido entregar un máster garantizándolas como ahorradoras. Llevaban una exhaustiva contabilidad. Algunas ni tan siquiera habían pisado una escuela, no sabían de números ni de letras, y por el contrario jamás les fallaba su intuición para no sacar los pies de la sábana, que traducido se diría treure es peus des llençols. Estoy convencida, son merecedoras de nuestro recuerdo, de nuestras oraciones, sobrevivieron a miserias, sin rechistar, intentando sobrevivir a todo, asumiendo lo que les tocaba vivir, con la particularidad de que se las oía cantar, a la hora de lavar frente a es còssil, tendiendo, fregando el suelo arrodilladas sobre un cojín para tal menester, encalando, planchando y frente a los fogones. Es posible que el refrán de quien canta es mal espanta este cargado de razón, pero sobrevivían a cuantas pruebas monetarias iban surgiendo.

Iba escribiendo esta especie de memorándum el atardecer de la Purísima Concepción, mientras el viento del norte se dejaba sentir provocando un fuerte oleaje, cerrando nuevamente nuestro puerto, y los árboles despojados de sus hojas ocres, verdes meses atrás, iban zarandeándose de un lado a otro sin piedad. Lo que provoco un intercambio de pareceres, entre las mujeres des Talaiot de Trepucó. ¿Qué es preferible, la lluvia o el viento? Hubo todos los pareceres. Curiosamente a Prexèdies le encantaba observar a las mujeres de todas las edades, con el pañuelo cubriendo la cabeza, atado con un nudo bajo la barbilla. Lo més tronyós era el tener que andar sujetando las faldas. Deberían pasar dos lustros, para dar el visto bueno a los pantalones largos. Con lo cómodos y confortables que resultan para todas las edades. En aquel momento a que hago referencia, ni se estilaba ni estaba de moda ni bien visto.

Muchos jóvenes ignoran que sus padres en pleno invierno usaban pantalón corto, calcetines cortos. Igualmente sus madres, no todas llevaban faldas de paño, era frecuente el uso de telas de la categoría de viellas. Los chicos suspiraban por cumplir los quince años para disponer de pantalones golf. Mientras que las niñas a la misma edad, se les permitía el uso de medias de espuma, tupidas, siempre algo más duraderas que las de cristal, transparentes que se ponían en fechas muy señaladas, si es que la economía lo permitía. También a los dieciocho llegaba otra clase de vestimenta de chica mayor y a los veintiuno, el soñado traje chaqueta corte Martí y una blusa de jaretas, en gorget o tela vaporosa, organza, etc.

Agadet me invito a que dedicara unas líneas a las escalerillas. Así llamábamos as punts escapats, en ocasiones se iniciaba la rotura del filamento en el pie e iba subiendo hasta lo alto de la rodilla, donde se encontraba la liga -torbiguera- sujetando a la vez que evitaba la caída de las medias. Dichosas escalerillas. Pero daban mucho trabajo, faena que se podía hacer en el propio domicilio. Como si fuera hoy, en mi memoria observo una mesa camilla con una joven sentada frente una maquinita plateada con un cartel Witos, una lamparita. Muy cerca, dos cajas, una repleta de sobres cada uno de ellos conteniendo medias para arreglar con el nombre de la propietaria. En la otra caja, se iban depositando aquellos sobres a medida que estaban a punto para entregar, con el apunte de lo que debía abonar.

El viento continuaba soplando y la lluvia se añadió al mismo, en la boyera las vacas mugían, especialmente na vermella, en el suelo una especie de río iba corriendo de un lado a otro, algo se deberá hacer. Este invierno será duro. Al incorporarme a la tertulia, continuaba la charla con temas de la infancia, de vestimenta, de cuando se pudo haber llamado crisis por mor de la posguerra y se supo salir de la misma, se cobraba si se trabajaba, que es lo que toca, no se conocían las subvenciones algo que jamás hemos comprendido ni llegaré a entender jamás. Como tampoco el despilfarro del gobierno manteniendo a tantos sindicatos, senadores, diputados, ministros, delegados o llámenles como quieran, yendo de aquí para allá y otra vez a viajar, con lo que supone, desplazamientos, estancias, dietas una "vergonya". ¿Y para qué? Esta es la pregunta que nos hacemos los menorquines, bien poco nos han beneficiado. Atiendan:

Problemas de desplazamiento con la Península, carecemos de vuelos y precios razonables al alcance de cualquier bolsillo. No todos salen de la Isla para ir de paseo, muchos se ven movidos por motivos de salud.

El desmantelamiento que se intenta hacer en la ladera norte con las antiguas casitas de toda la vida.

La invasión de prohibiciones en torno a nuestro puerto, pescar, mariscar, nadar. Hoy todo son prohibiciones.

Soy consciente de que intermediarios los debe haber, pero es que "en tenim un mal que fer". Ayuntamientos cada quince kilómetros, y lo que representan todos estos estamentos, con la sorpresa que nadie ha escuchado que los alcaldes, concejales etc. se hayan bajado el sueldo como han hecho con los funcionarios. Si estamos en crisis, si debemos ser solidarios, demuéstrenlo. Ustedes los primeros, den ejemplo, una única paga, todos, iguales, todos a cobrar lo mismo. A esto se le llama solidaridad, lo demás, son bestieses.
Y otra cosa, que el fielatero me hace escribir al dictado: Están seguros y convencidos de que son momentos para invertir en rotondas. Que han pardut es seny? Como se atreven a hablar de estas obras faraónicas cuando tenemos los enfermos en fila india esperando a ser llamados para hacer una triste radiografía, yo misma estuve un año para que me realizaran una prueba de ganes de riure del cor. Algo que jamás se me llego a hacer ya que al año y tres meses, el día que debía ir a ca'n Mateu Orfila, el médico se indispuso, y vuelve a coger cola¿?.

Se evita anestesia para una colonoscopia de vergonya con lo dolorosa que resulta la misma. Otros no han sido visitados por el especialista desde junio, porque se jubiló deprisa y corriendo al doctor Lluc, y así podría continuar y me callo. La rabia y la impotencia con el trato a los niños y sus familias de SPANOB me supera, y ustedes señores consellers sueñan con rotondas. Por favor, ¿a qué juegan?

Y pensar que llega la Navidad. Ni belenes, ni árboles, ni cánticos, Será bueno intentar meditar. Ansiosos de que nazca el niño Dios y nos ilumine con un nuevo caminar por la vida que nos ha tocado vivir..

Jesús, deseo ser mejor. ¡Ayúdame!
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margarita.caules@gmail.com