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Hace poco se ha publicado un libro de Benedicto XVI sobre la infancia de Jesús. En el libro afirma que en los evangelios no se habla de animales en el lugar donde nació Jesús. Eso es absolutamente cierto en cuanto se refiere a los evangelios canónicos, pero claro el hecho de que no se hable no implica que no estuvieran presentes. Ya indica Benedicto que habiendo Jesús nacido en un pesebre la iconografía cristiana pronto llenó esa laguna.

Los autores de los evangelios tenían una intención más teológica que histórica al escribirlos y por tanto no es extraño que no consideraran relevantes los animales en el nacimiento. Pero claro, por el papel que juegan en Navidad en nuestros pesebres, déjenme romper una lanza a favor de la presencia del asno. Ya Jesús Jusué, compañero mío de colegio, hace unas semanas en estas mismas páginas salió en defensa de la presencia de los animales en el pesebre, yo voy a sumarme a su iniciativa.

Lucas indica claramente que José y María viajaron de Nazaret a Belén poco antes del nacimiento. Aunque no esté en los evangelios, sabemos que no había línea de autobuses entre estos dos pueblos. Por tanto, se vieron obligados a recorrer unos 160 kilómetros cuando María estaba en el octavo o noveno mes de embarazo. Es difícil imaginar que una mujer en esta situación pueda enfrentarse con tal viaje sin ayuda. Por tanto es lógico que José o tuviera un asno para el viaje o lo pidiera prestado a sus vecinos.

También está claro que en Belén no habría aparcamiento para asnos en la entrada del pueblo, así si ellos fueron a parar a un establo lo lógico es que el asno estuviera con ellos. Claro, ya estando en un establo, una vaca podría rondar por allí. Lo extraño sería que no hubiera animales en un establo.

Creo que en este asunto sería fácil ponernos todos de acuerdo. Ciertamente es fácil ponerse de acuerdo en lo que no está escrito en los evangelios, más difícil es ponerse de acuerdo en lo que se puede deducir de lo escrito. Para empezar, solo dos evangelios canónicos hablan del nacimiento de Jesús y sus historias difieren bastante. Lo que a nosotros nos han contando desde niños del nacimiento de Jesús es un combinado de ambas historias. Un ejercicio interesante es leer a Mateo y a Lucas y comparar sus historias. En uno hay el aviso del Gabriel a José, los magos, su visita a Belén en una casa, la matanza de los inocentes, la huida a Egipto y el viaje final a Nazaret. En el otro, el anuncio de Gabriel a María, la venida de Nazaret a Belén, el establo, la adoración de los pastores y la vuelta a Nazaret. Historias que poco tienen en común excepto los personajes principales y el nacimiento del niño.

En su libro, Benedicto XVI asegura que el nacimiento es perfectamente datable, ya que Lucas nos dice que Jesús cumplió 30 años el año 15 del imperio de Tiberio César (Lucas 3:1, 23). Cierto, eso nos dice Lucas. El problema está en que Tiberio tuvo unos años de correinado con su padre adoptivo Augusto y no sabemos si el evangelista empieza a contar desde el comienzo del correinado o después de la muerte de Augusto.

Mi belén

En cualquier caso, podemos seguir otra pista. Mateo y Lucas nos dicen que Jesús nació durante el reinado de Herodes. El rey Herodes murió en la primavera del año 4 AC, por tanto Jesús tuvo que nacer antes de su muerte. Combinando ésta con otras informaciones, la conclusión más común entre los expertos es que Cristo naciera entre el año 6 y el 4 antes de Cristo.

Pero, ¿en qué mes del año? Lo del 25 de diciembre parece que fue una decisión papal en el siglo IV para eliminar la fiesta pagana de la Saturnalia. Las especulaciones hechas sobre la fecha exacta son múltiples y variadas. Una que me parece interesante consiste en volver a Lucas que nos dice que a Zacarías, el marido de Isabel, la prima de María, se le comunicó la posibilidad del embarazo de su mujer cuando ejercía como sacerdote en el templo y la concepción tuvo lugar a los pocos días de acabar sus deberes allí (Lucas 1: 11, 24). Como sabemos cada familia sacerdotal en qué mes del año ejercía sus deberes, sabemos el mes en que tuvo lugar la concepción de Juan. En el sexto mes de embarazo de Isabel (Lucas 1:26) le fue anunciado a María la concepción de su hijo Jesús. A partir de esta información, se puede fijar la fecha del nacimiento de Jesús alrededor del mes de octubre. Si esto es cierto y teniendo en cuenta que la temperatura media en la región de Jerusalén en este mes es unos 27 grados de máxima y 14 de mínima, tuvieron un tiempo casi veraniego. Esto es consistente con que los pastores pasaran la noche a campo descubierto.

Que hacemos pues con el Pesebre? Yo ciertamente dejo en él el asno y la vaca, de eso no tengo dudas. Por otra parte, después del tiempo que me ha llevado tallar las figuras de mi pesebre, no les voy a quitar ahora los abrigos, van a sudar un poco, pero no es malo. Así que mantendré el pesebre como lo tengo ? y feliz Navidad.