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No cabe duda que 2012 no ha sido un buen año para casi nadie; pero hemos tenido que apechugar con él. Los recortes de Rajoy pasarán a la historia. Las desigualdades sociales se acentúan; por suerte la caridad ( cristiana o no) consigue que los parados de larga duración sobrevivan. Las huelgas y las protestas están cada día en la calle. España esta revuelta y descontenta. El mundo entero esta revuelto y lleno de locos que asesinan sin saber porqué. El hambre y la miseria pueblan gran parte del planeta Tierra. Los americanos deberían prohibir las armas de fuego, pero el peso del dinero que se obtiene con su fabricación, divide al país y la mayoría prefieren que los locos sigan matando niños y personas inocentes. En un reportaje sobre China ( 1.300 millones de habitantes) unos campesinos decían estar contentos porque ahora se podían quedar con el dinero de su trabajo y habían conseguido comprarse una nevera y un televisor. Trabajan un montón de horas, pero el país está subiendo y cada vez hay más nuevos ricos.

No creo que se acabe el mundo tal como se ha venido pronosticando; lo que sí espero es que se haya acabado el despilfarro de políticos y particulares que han contribuido a la ruina del país. Acepto la mayoría de los recortes por necesarios; pero en sanidad e investigación no debería haberlos. En educación se pueden permitir algunos; cuando mi generación iba al colegio, teníamos un profesor para un montón de alumnos y aprendíamos igual o más que los de ahora. No creo que el fallo esté tanto en la cantidad como en la calidad; si todos estos años, con los medios necesarios había tanto fracaso escolar; queda claro que la enseñanza no era la adecuada.

Pero rasgarse las vestiduras no sirve de nada, ni pasarse la pelota de la ineficacia entre los diferentes mandatarios. Lo único que puede ayudarnos a salir a flote es intentar llegar a acuerdos para remar todos a una y en una misma dirección. Noto que a la hora de perder privilegios todos se sublevan; pero los empresarios que hemos tenido que cerrar la empresa y perder todos nuestros bienes, no entiendo por qué no salimos a la calle cuando el gobierno de Zapatero en lugar de tendernos la mano para que no cerráramos la empresa, se limitó a apretarnos más las tuercas. Y los sindicatos se dedicaron a avivar el avispero asociando empleados temerosos, haciéndoles creer que todas las propuestas de los empresarios iban en su contra. La cuestión para ellos era hacerles creer que necesitaban su apoyo y consejos para sacarles el dinero a los pobres empleados y justificar así su sueldazo y privilegios ( sueldo pagado por todos). Cierto personajillo que estaba al frente de un sindicato en Menorca, se vanagloriaba de que ellos tenían más trabajo que nunca tratando de impedir Eres y asustando a los empleados.

Así tenemos un índice de paro nunca visto, porque al no permitirnos reducir el número de empleados, muchos tuvimos que acabar cerrando. Por cierto leí que un sindicato se disponía a hacer un Ere entre sus empleados, me pregunto qué acuerdos habrán tenido? Hablando con alguna de mis exempleadas, acabó confesándome el doble juego que se traían con ellas.

Debo contar que para alguien que ha subido una empresa con gran esfuerzo, verla perdida y encima tener que pleitear continuamente con los sindicatos es algo que no deseo ni a mi peor enemigo. Pasé un par de años muy difíciles, en los que mi salud se resintió; pero por suerte mis padres me dejaron como herencia un afán de superación constante y aquí estoy, atreviéndome a poner en la picota la labor de nuestros sindicatos. Podría contar muchas cosas, pero no es mi intención ir más allá, que el pasado pasado está, yo conseguí recobrar mi paz y en este final de año lo único que me resta es desear lo mejor a todo el mundo (incluidos los malos sindicalistas, que me imagino que habrá alguno bueno, aunque no se tropezara conmigo). Por suerte no guardo rencor a nadie; supongo que yo me equivoqué algunas veces y pagué caros mis errores.

Ahora que se habla tanto de la falta de emprendedores, espero que la sociedad tome conciencia y les tenga más consideración cuando aparezca alguno que se atreva a empeñarse hasta los ojos para sacar adelante su empresa.