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A veces uno toma primero las decisiones y luego se ve forzado a buscar los argumentos que las fundamenten. Pero hay decisiones que se toman tan instintivamente que luego no hay forma de encontrar un porqué. Yo, por ejemplo, no sé por qué decidí, de pronto y en su día, cambiarme el nombre cuando escribo, es decir, firmar desde hace tiempo relatos, tuits, viñetas, y más recientemente una novela, como Lorenzo Kraus, sin ser ése yo, sin ser ése nadie. Y ahora incluso los artículos, como se puede ver más arriba; que en donde antes pondría Jordi Cánovas ahora está escrito Lorenzo Kraus. Como digo, no sé muy bien el motivo, ni si hay uno o varios o si simplemente es un capricho sonoro, o una distancia o acercamiento que he adoptado a la hora de escribir. Pero el caso es que así ocurrió, que ahora es así, y en fin, que hay una novela escrita por mí pero firmada por otro, que soy yo, o al menos se me parece. La novela se titula "Castigo, olvido y consuelo" Aunque yo no he venido a hablar de mi libro, o no mucho, o con la esperanza de que no se note hasta el aburrimiento.

De todos modos el nombre es lo único que cambia, que es en realidad -o debería serlo-, lo menos importante cuando se lee o escribe. Y los artículos, exceptuando éste, que no es más que una mera introducción, presentación o disculpa por el cambio de nombre, serán, por lo demás, iguales a los de antes. Nuevos claro. Pero en la misma línea, que sigue siendo -buena, mala o indistinta- la mía y la única que tengo al alcance y ofrezco.

Así que el año y yo nos hemos cambiado el nombre casi a la vez. Espero que el mío dure algo más que el suyo. Pero también deseo, sobre todo, que le vaya mejor al año que a mi nombre, aunque puestos a pedir que nos vaya bien a los dos y por qué no a todos. ¡Ah, sí! por culpa de unos pocos, por esos no, por esos todo, por eso nada. Pero cada vez les va peor a más y sólo es cuestión de tiempo que algún día se haga notar la ventaja numérica. Triste consuelo. No sé, tal vez este año se presente igual o peor que el anterior, pero también está en nuestras manos que parezca distinto o que mejore algo. Yo intentaré hacer lo propio, con mi parte, aun con otro nombre.