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En 2013 se cumplen 20 años de la declaración de Menorca como Reserva de la Biosfera por parte de la Unesco. En numerosas declaraciones públicas se ha dado valor a este título, como un reconocimiento a una isla que ha sabido, con grandes dificultades, mantener un equilibrio entre el desarrollo económico y la conservación de la naturaleza. Por tanto se trata de un logro social, con un sentimiento ampliamente compartido sobre el valor que tiene el paisaje y el estilo de vida menorquín. También es patente la sensación de que no se han aprovechado las posibilidades que ofrece la declaración de Reserva de la Biosfera, porque no existe hoy el consenso suficiente sobre el camino que conviene emprender para la sostenibilidad. Publicitar el aniversario es una forma de celebrar el título, sin embargo mucho más interesante es desarrollar un proyecto que sea socialmente compartido y que ayude al desarrollo de la economía sin atentar contra la conservación del territorio. El equilibrio es posible, de hecho lo impone la misma declaración. La revisión del PTI, el pla especial del Camí de Cavalls, la declaración del patrimonio talayótico como Patrimonio de la Humanidad, el proyecto de S'Enclusa, son solo cuatro aspectos que precisan de ese acuerdo social. Así la celebración cobraría más sentido.