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La sociedad española es ya una sociedad fracturada como consecuencia del severo incremento de la desigualdad". Esta es la preocupante advertencia que hacía ayer Caritas al presentar el informe anual de la Fundación Foessa. Las conclusiones son alarmantes, ya que la brecha que se ha abierto entre las personas empobrecidas y los que tienen acceso a bienes y servicios es cada vez mayor. De hecho, la entidad sociocaritativa de la Iglesia califica que esta realidad, que también conoce por su ingente labor diaria de atender a los más desfavorecidos, "es un escándalo ético y político". Un dato que habla por sí solo es que en nuestro país ya hay un 26,8 por ciento de personas en situación de pobreza o exclusión social. El estudio es muy crítico con la disminución que se ha llevado a cabo en las políticas de protección social, a la vez que denuncia que los mayores sacrificios han recaído sobre los que menos tienen. Por ello se invita a la reflexión a los poderes públicos sobre las medidas que se están adoptando y las posibles consecuencias negativas que se puedan derivar de ellas. Las acciones solidarias de los ciudadanos y asociaciones no son suficientes para corregir esta tendencia. El cambio exige un replantemiento de cómo las administraciones están aplicando los ajustes económicos.