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Esta semana, el presidente del Gobierno y el líder de la oposición tienen una nueva oportunidad en el Congreso para abrir la puerta a un pacto de Estado, que cada vez se reclama con mayor insistencia. Los datos del CIS, que apuntan una pésima valoración de los dos políticos, deberían impulsar este acuerdo. Para ello es necesario definir los objetivos y esperar una actitud responsable y generosa de los dos partidos mayoritarios. El momento es propicio, puesto que la Unión ha flexibilizado las exigencias de déficit y cada vez son más las voces que piden políticas que fomenten el desarrollo económico y que no se limiten a la austeridad y los recortes del gasto. El centro del pacto necesario es la recuperación de la actividad económica como paso previo para la creación de empleo. Si hay cuestiones sobre las que es imposible alcanzar un acuerdo es mejor obviarlas, dejando al PP que ejerza la responsabilidad de Gobierno y que el PSOE mantenga la voz crítica desde la oposición. Un plan de medidas para la recuperación económica que implique al Gobierno, al máximo de partidos del arco parlamentario, a los empresarios y a los sindicatos ha de ser posible. A quien corresponde liderar este pacto es al presidente del Gobierno. Ayudaría a recuperar la confianza y el ánimo de una sociedad deprimida.